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 domingo, 27 de junio de 2004

¿Te acordás hermano?... de Román Reyna
El insai derecho de Newell’s en los 50 se fue del Parque porque tuvo que hacer dos años de colimba en Bahía Blanca y jugó en el sur

Miguel Pisano / La Capital

"Fui un otario. No quise ir más a Newell's. Cuando volví del servicio militar no quise seguir y me fui a jugar a Defensores de Belgrano y al campo. Debuté en primera en Newell's y me tocó la colimba, entonces los dirigentes me dijeron que al mes iba a volver. ¿Sabés cuándo volví? A los dos años. Me tocó infantería de Marina en Bahía Blanca", sorprende el Pocho Reyna, aquel insai derecho de la década del 50, en un extenso café con Ovación en su futbolera casa del barrio de la Carne, en el lejano sur rosarino.

Román Lázaro Reyna nació el 18 de diciembre del 36 en 24 de Setiembre entre Esmeralda y Chacabuco, el corazón de barrio Tablada, y empezó a jugar de chico en los clubes Grandoli y en el recordado Mercadito El Nene "donde jugaban Buján y el Loco Esteban Chibiro, un seis de Huracán", según recuerda Pocho, que hasta se compró un grabador para guardar el caset de la entrevista.

A los 15 años Oscar Spósito, un vecino del barrio, llevó a los pibes a probarse a Saladillo, donde jugaban todo el día. "A la mañana en la quinta, a la tarde en la cuarta especial y cuando éramos más grandecitos también en la primera local con Tieso, Barbacoa -que jugó en Central- y el Meco Tissera", completa Reyna, que tiene una habitación repleta de fotos, camisetas y hasta una pelota de la Copa América Chile 91, que hace firmar religiosamente a cada visitante, después de servir café con las generosas facturas de la panadería del barrio.

El primer paso de Reyna por el profesionalismo llegó a los 17 años, cuando el Chingolo Faina, aquel centrojás de Newell's, lo llevó a probarse a la tercera de San Lorenzo. "Fuimos con Atensio, un jugadorazo de Mercadito El Nene. Jugué en la tercera y anduve bien, me llamó Traverso, el presidente, y me ofreció jugar un amistoso en reserva. Tenía todo cocinado para quedarme, iba a vivir en el hotel con Faina y Benavídez, volví y Florentino Malaponte, el presidente de Saladillo, había hablado con mi viejo y no me dejaron ir porque ya me habían prestado a Newell's en cinco mil pesos", recuerda Reyna su llegada al parque Independencia.

El viejo Román, que laburó en el Swift toda la vida, no lo dejó ir a Buenos Aires a los 17 años y era tan afutbolero que sólo fue a verlo jugar una vez, cuando Newell's se salvó del descenso con Vélez. "Podría haber ido a Central, pero por suerte fui a Newell's, del que siempre fui hincha, donde jugué con uno de los Valero y Omar Marino, que venían de Rosario Puerto Belgrano", confía Reyna, que finalmente pasó a cambio de 50 mil pesos.

Pocho jugó en Newell's en cuarta especial y en la local. "Jugaba con jugadores como Yudica, Puppo, Cerro, Pereyra y Loco D'Alessandro. Formábamos con Giornaleri; Di Giorgio y Ledesma; Corcuera, Sanguinetti y el Petiso Mancini; Puppo, Cerro, Reyna, Rodríguez y Grant", rememora Reyna.

A los 18 años debutó en la primera de Newell's en un partido que perdieron de visitante, con el legendario Vélez del Fortín, en aquel equipo que formaba con Righi; Griffa y Echeverría; Mastrogiuseppe, Ramacciotti y Miralles; Nardiello, Reyna, Bernardo, Picot y Yudica.

"Lo estaba volviendo loco a Finito Ruiz y en esa época no usábamos canilleras, y me metió una patada que me raspó desde la rodilla hasta el pie. El Negro Picot, que tenía más experiencia, le dijo que parara porque era un pibe que recién debutaba. Entonces Ruiz se me acercó a saludarme, me preguntó si me había dolido y me dijo que en la próxima me iba a pegar más fuerte", recuerda Pocho la anécdota del día del debut. Esa tarde, el recordado Huss lo había atendido al Piojo Yudica: "En la primera patada lo tiró contra el alambre".

Después de la colimba el Pocho jugó un año en Defensores de Belgrano y luego siguió su carrera en Independiente de Coronel Dorrego, las selecciones de Tres arroyos, Bahía Blanca y Necochea, el fellinesco club Taponazo e Independiente y Boca de Necochea. "Desde que me pasó eso en Newell's firmaba por un año y me quedaba con el contrapase", advierte Reyna junto a su ex compañero el Mono Carranza, con el que organizan el torneo interno del Sindicato de la Carne, después de trabajar más de 30 años en el Swift, un clásico del Saladillo.

"En Necochea me alquilaron un chalecito a media cuadra del mar y a media del casino. Y en esa época comíamos unas pizzas bárbaras con Ringo Bonavena, su hermano y Ulises Barrera", historia Pocho sus lejanos diez años largos en el sur bonaerense, donde eligió vivir desde aquella tarde en la que se fue de Newell's cuando se enojó porque lo dejaron dos años anclao en Bahía Blanca. l

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El dueño de la pelota. Pocho posa en el arcón de sus recuerdos.

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