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 domingo, 27 de junio de 2004

Las nuevas restricciones de viajes a Cuba enfurecen a muchos exiliados en EEUU
La comunidad anticastrista de Miami sólo podrá visitar a familiares en la isla cada tres años y por un plazo de 14 días

Frances Kerry

Miami. - La idea era apretar el nudo contra el presidente de Cuba, Fidel Castro, y lograr algunos votos de los exiliados cubanos en EEUU, pero las nuevas restricciones a los viajes a la isla han enfurecido a muchos cubano-estadounidenses que, de otro modo, habrían apoyado al mandatario norteamericano George W. Bush. Castro, quien calificó las medidas de "atroces e inhumanas", ha encontrado un eco que parecía imposible en el sur del Estado norteamericano de Florida, donde reside la mayoría del más de un millón de exiliados de origen cubano que viven en EEUU.

A partir del 30 de junio, los cubano-estadounidenses sólo podrán visitar a sus familiares una vez cada tres años, en vez de una vez al año, como hasta ahora, y por un máximo de 14 días. Otras restricciones aplicadas, en un esfuerzo por limitar el gran flujo de dólares y recursos que envían los exiliados cubanos hacia la isla caribeña de gobierno comunista, incluyen la cantidad de dinero que pueden gastar los cubano-estadounidenses que visitan la nación antillana.

Las regulaciones limitan también el contenido de las encomiendas enviadas a los familiares en Cuba, que enfrentan una escasez crónica. "Uno no puede enviar ropa interior o jabón. ¿Quién escribió esto (las regulaciones)? Casi parece que alguien lo hizo para que la política pareciera absurda", opinó Joe García, el director ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), un influyente grupo de exiliados.


La línea dura
La FNCA alabó otras medidas anunciadas en mayo, como el aumento de la ayuda a los disidentes, pero García opinó que las restricciones a los viajes fueron impulsadas por un sector de línea dura de la comunidad cubana. "No creo que nada que sea contra las familias pueda ayudar al desarrollo de la democracia", expresó García.

Los críticos de las medidas opinan que las regulaciones tienen menos que ver con derrocar a Castro -que se mantiene en el poder desde hace 45 años- que con tratar de obtener el apoyo de los cubano-estadounidenses del Estado de Florida para las elecciones presidenciales de noviembre. Florida fue el Estado que decidió los comicios presidenciales del 2000, en los cuales Bush ganó por sólo 537 votos al candidato del Partido Demócrata, Al Gore.

Algunos opinan que el endurecimiento del embargo económico impuesto desde hace cuatro décadas al gobierno de Castro, pero exceptuando áreas que han sido suavizadas recientemente -como la venta de alimentos por empresas estadounidenses- podría resultar contraproducente debido a la carga emocional que conlleva el tema de las familias. "¿Cómo puede uno decirle a una persona que porque dejó atrás a un hijo o a un padre no puede visitarlos?", expresó la jefa ejecutiva de la empresa ABC Charters, María Aral, que opera viajes a Cuba.

Cuba dijo que 117.000 cubano-estadounidenses y más de 60.000 otros residentes en EEUU visitaron el año pasado el país. Sin embargo, demostrando los sentimientos encontrados de la comunidad cubana sobre el asunto, las medidas de Bush han sido alabadas por muchos otros, entre ellos el legislador de origen cubano Lincoln Díaz-Balart, miembro de la Cámara de Representantes de EEUU.

Ninoska Pérez, moderadora de un programa de radio en una emisora de Miami y dirigente del grupo de exiliados cubanos Consejo por la Libertad de Cuba, expresó que las nuevas regulaciones golpearán fundamentalmente a la industria del turismo en Cuba, controlada por el gobierno. "La gente que más se queja son de las agencias de viajes (de Miami)", aseguró.

No obstante, Aral y otros críticos opinan que la nueva política fue inspirada por un grupo de exiliados que salió de Cuba poco después del triunfo de la revolución liderada por Castro, en 1959, y ya no tienen vínculos familiares con la isla.

El director del Instituto de Investigaciones sobre Cuba de la Universidad Internacional de la Florida, Damián Fernández, dijo que Bush había enfurecido al menos a parte de la comunidad de exiliados cubanos en EEUU. "El resentimiento entre los cubanos proviene de la politización del problema de la familia", afirmó.

Sin embargo, el enfurecimiento de algunos exiliados no necesariamente afectará seriamente a Bush en las elecciones.

La comunidad cubana votó abrumadoramente a favor del mandatario estadounidense en los comicios de 2000 y la mayoría de los inmigrantes cubanos más recientes -que son quienes tienen vínculos familiares más fuertes con los residentes de la isla- son los que menos probablemente voten porque muchos de ellos no son aún ciudadanos norteamericanos. (Reuters)

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Las regulaciones limitarán los encuentros en el aeropuerto de La Habana.

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