Año CXXXVII Nº 48350
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
Opinión
El Mundo
Escenario
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 04/04
Mujer 04/04
Economía 04/04
Señales 04/04
Educación 03/04
Campo 03/04
Salud 31/03
Autos 31/03


contacto

servicios

Institucional

 martes, 06 de abril de 2004

Literatura de la redonda: Parte del aire
Un canalla recrea el instante mágico del agónico gol de Mariano Messera a Sporting, en el recordado primer partido después de la muerte de su padre

26 de febrero de 2004, Gigante de Arroyito, noche limpia, Rosario Central 1, Sporting Cristal 1, Grupo 9 de la Copa Libertadores de América.

Sólo tu cuerpo, en esa fracción de segundo, lo entendió, Mariano: iba a pasar en el momento que también vos abandonaras el césped para pasar a ser parte del aire; en ese instante en que quedaste suspendido, te separaste de la tierra, y flotando fuiste hasta la esquina del misterio a encontrarte con él; la pelota bajaba, vos subías, encuentro-impacto-la red se mueve-delirio-, recién ahí te diste cuenta de que el que viajabas eras vos, no ella: juntos otra vez, otra vez, Viejo.

Sí Mariano, corré, buscá, tapate la cara, mirá el cielo, agarrate la cabeza, gritá, llorá, explotá que vino, hacé una ronda junto a sus ojos que surgieron de golpe, intactos; mientras vos caminás sobre la nada explotando de alegría y de dolor sin saber qué pasa, ¿qué está pasando?

Cuarenta mil gritos simultáneos te acompañan, te rodean, la tierra se mueve y se aleja, el estruendo de todas las gargantas, no te dejan ni pensar, te encierra, te confunde.

-¿Qué pasa?, ¿qué pasa viejo?

Está ahí, frente a tus ojos, mirándote.

-¿Creíste que no iba a venir Mariano? Aquí estoy, hijo, como siempre con vos, ¡Cómo le pegaste a esa pelota, nene! ¡Qué locura esta gente cómo grita!

Fugacidad nocturna, silencio momentáneo.

-¡Qué corto es todo, papá!

Reflectores, estrellas en el cielo que te iluminan, viejo, me abrazan, todos me abrazan, me tapan, sigo confundido, tengo los oídos llenos de tu nombre y los recuerdos vuelven trotando: el barrio, las rodillas peladas, haceme el aguante que mamá no sabe, campito, sombrero, domingo, todos los días con la pelota bajo el brazo y la ropa rota.

-¿Qué pasó, viejo?

-Nada, Mariano, nada; andá querido, después charlamos, andá, apurate que el juego sigue, todo sigue. Volvé a pegarle así, Mariano. ¡Qué hermosura, nene! Volvé a intentarlo y vení corriendo como hoy, al aire, así nos encontramos a flor de piel y charlamos.

Esteban Langhi

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados