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 martes, 06 de abril de 2004

Editorial
Una reserva desprotegida

Los focos de incendio desatados en las islas, que afectaron a unas 25 mil hectáreas frente a la ciudad de Rosario, retrotrajeron la mirada sobre el estado en que se encuentra la de El Charigüé. Allí existen 2.204 hectáreas que fueron donadas a la ciudad por Carlos Deliot y escrituradas en 1999, cuando la Municipalidad se comprometió a declararlas área natural protegida con el objetivo de contrarrestar el impacto ambiental que generaría la construcción del puente Rosario-Victoria.

Tal como se dio cuenta en el preciso informe publicado ayer, la intención de crear una reserva ecológica obedecía también a que se estimaba allí la existencia de unas 200 especies de plantas superiores y fauna en peligro de extinción. Paralelamente, se procuraría que formasen parte del futuro Parque Nacional Alto Delta, de modo de contar con mayor respaldo presupuestario y de asistencia.

Ahora, luego de que el fuego ardiera durante varios días alcanzando algunas colmenas productivas de la isla, se tiene conocimiento de que en todos estos años ninguno de esos proyectos se materializó y, para mayor desilusión, ni siquiera el Concejo Municipal procuró tomar alguna iniciativa en defensa de esas tierras heredadas legislando al respecto.

Desde luego, si se pretende, siempre se encontrarán argumentos para justificar lo que debió hacerse y no se hizo; de la variedad de otros temas prioritarios para la población que desbordaron las agendas de los concejales o bien de la histórica crisis institucional de la Argentina, que hizo perder los parámetros sobre lo urgente y lo importante en todos los niveles del Estado. Sin embargo, también podría ser el resultado de la negligencia administrativa, del escaso rédito mediático de las políticas preservacionistas, cuyos resultados no pueden exponerse a corto plaza o del poco espíritu para discutir y acordar con otros interlocutores interesados.

Se suelen postergar estos temas indefinidamente, hasta que una contingencia de la naturaleza -la prolongada sequía- o la acción irresponsable de algunos -incendios provocados- instala ineludiblemente el tema. Entonces se toma conciencia de todos los problemas no resueltos sobre el alto delta: la falta de poder de policía, la depredación de flora y fauna, la devastación ictícola de los frigoríficos que producen harina de pescado o la caza furtiva.

Como se sabe y se dijo, existen proyectos de máxima y de mínima. Algo se puede comenzar a hacer desde la Municipalidad para revertir la situación en esas 2000 hectáreas. Siempre será mejor que la actual inercia.

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