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 martes, 06 de abril de 2004

La actriz española habla de su trabajo en la película "La puta y la ballena"
Aitana Sánchez-Gijón: "Jamás sentí que me elegían para un papel por mi físico"
La intérprete dice que la belleza es otra herramienta para actuar y siente que ya cumplió con Hollywood

Fernando Toloza / La Capital

Aitana Sánchez-Gijón es una de las actrices con más proyección internacional de España. A una sólida carrera teatral y cinematográfica, le suma haber filmado en Hollywood como coprotagonista de Keanu Reeves en "Un paseo por las nubes" y con Gabriele Salvatores en Italia. En la Argentina ya había filmado "Sus ojos se cerraron", junto a Darío Grandinetti, y ahora volvió para actuar en "La puta y la ballena", la nueva película de Luis Puenzo, que actualmente está en cartel en Rosario. "Fue una de las alegrías que te da esta profesión", le dijo a La Capital Sánchez-Gijón sobre filmar con el argentino Luis Puenzo.

-¿Fuiste la estrella internacional de "La puta y la ballena"?

-No. Yo nunca me siento estrella internacional en ningún caso (carcajada). Me sentí como una actriz que estaba teniendo el privilegio de afrontar uno de los retos más difíciles de su carrera en ese momento.

-¿Por qué uno de los retos más difíciles?

-Porque es uno de los personajes más complejos que he interpretado y dentro de una historia hermosísima. Pocas veces se da la circunstancia de actuar en una película tan redonda como ésta, y por eso me sentía con una gran responsabilidad y con la sensación de no saber si sería capaz de hacerlo bien (risas).

-¿Alguna vez quisiste ser escritora como tu personaje, la pregunta es por eso que siempre se recuerda que sos ahijada de Rafael Alberti?

-En realidad, soy ahijada de Aitana, la hija de Rafael Alberti. Pero nunca quise ser escritora. Soy una gran amante de la literatura, de hecho empecé a estudiar Filología Hispánica pero no terminé la carrera. Pero estudiaba porque me gusta mucho leer, y uno de los oficios más hermosos y complejos que existen es el de escritor. Sin embargo, no me siento capacitada para ello, ni tengo la imaginación, ni el talento (risas).

-Dijiste que tu papel en "La puta y la ballena" era uno de los más difíciles de tu carrera, ¿te cuesta alejarte de los personajes una vez que terminó el rodaje?

-No, por suerte salir no me cuesta nada. Curiosamente, en esta ocasión soñaba mucho con el personaje, y tenía sueños muy tormentosos con el tema del cáncer. A veces soñaba que había una bomba que me atravesaba el pecho y me lo hacía explotar. Otra vez soñé que no tenía un pecho, como le pasa a mi personaje. Eran cosas muy fuertes y dolorosas que me hacían levantarme bastante sobresaltada. Durante toda la filmación me costó desconectarme emocionalmente del personaje. Pero sé distinguir muy bien la realidad de la ficción y una vez que termino, me desprendo automáticamente, me encanta volver a mi vida, recuperar mi tiempo, mi familia, y todo lo que a lo mejor he tenido que postergar o relegar a un lugar más secundario por falta de tiempo o de energía. No soy de las actrices que confunden la vida con la ficción.

-¿Estuviste de acuerdo en que tu personaje mostrase el resultado de la operación por la que pasa?

-Sí, totalmente, me parecía absolutamente necesario. Era lo más honesto de cara al personaje y de cara al espectador al que le estamos contando la historia. Es una reivindicación. Y se basa en Graciela Lifchitz, que publicó dos libros, con fotos hermosísimas que se hacía ella misma, donde mostraba su cicatriz, la falta de su pecho, y que podía ser, así, una mujer hermosa. El mensaje es que puede haber belleza en eso, aunque sea extraño, o nos produzca, al principio, rechazo o desasosiego. Además, en el caso de Vera, mi personaje, era necesario para su sanación mostrarse ante la mirada del otro, reafirmarse. Eso había que compartirlo con el espectador, porque escatimar esa visión por pudor o por temor a herir, sería como confirmar que hay algo desagradable en eso. Había que superar esa sensación y conseguir que el espectador sienta que Vera es hermosa con su único pecho. La belleza va más allá de la perfección física y eso es muy importante en una sociedad donde se adora tanto la belleza perfecta, que además no existe, porque la mayoría de las imágenes de modelos que vemos están retocadas; ellas mismas están tocadas, de arriba abajo. Entonces, ¿dónde está la belleza perfecta? La belleza emana de otro lado.

-¿Alguna vez la belleza ocultó tu talento?

-Evidentemente ayuda tener un físico agradable, pero pienso que puedo crear personajes que no son bellos y los he hecho mucho, tanto en cine como en teatro, he interpretado a mujeres absolutamente normales, donde la belleza no estaba potenciada, y otras veces sí. La belleza es otra herramienta que tienes para trabajar y nunca he sentido que me elegían exclusivamente por tener un físico agradable. Si alguien mira mi carrera, puede corroborar lo que digo.

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A Aitana le costó desconectarse emocionalmente de su personaje.

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