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 miércoles, 24 de marzo de 2004

Aprendizaje de lo cotidiano
Una fundación trata el autismo desde un marcho cognitivo conductual

Una entidad de reciente creación en la ciudad propone una forma diferente de abordar el autismo y los trastornos del desarrollo. Basados en un marco cognitivo conductual, profesionales de la Fundación Everest trabajan con niños a partir del ensayo y error.

Si bien todavía se desconoce si estos trastornos tienen su origen en los cromosomas o en el metabolismo, estudios científicos demostraron que existen daños neurológicos que podrían estar implicados en el desarrollo del autismo. Según estos datos, los profesionales que trabajan en la entidad aplican tratamientos que van más allá de lo psicológico.

Fundación Everest (ver aparte) concretó su primer proyecto con la creación del centro educativo terapéutico que apunta a brindar una cobertura integral para niños y adolescentes con trastornos generalizados del desarrollo (TGD), caracterizados por una perturbación grave de la interacción social, de las habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipadas, evidentes en el autismo, trastorno de Rett, trastorno desintegrativo infantil, Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

Desde el centro educativo trabajan esencialmente lo referido a la vida cotidiana, la higiene, las habilidades para el arreglo personal, la alimentación y el autovalimiento, con el fin de que cada niño logre desarrollar sus capacidades. Para esto crearon un ámbito específico que pretende ser la propia casa, donde no existen adaptaciones como baños especiales, rampas y pasamanos.


Aprender lo cotidiano
Aquello que para algunos puede parecer obvio, no lo es para estos niños. "Los terapeutas fijan un programa personal para cada uno, con metas cortas y definidas, como por ejemplo ponerse un pantalón. El objetivo se irá cumpliendo con pequeños pasos, tales como aprender a tomar la prenda, colocar el pie adecuado en la pierna del pantalón, subirlo hasta la pantorrilla, y así hasta llegar a vestirse solos. Lo mismo ocurre en otras actividades como la alimentación (aprenden a comer sentados a la mesa, a lavarse las manos, los dientes y hasta prepararse la merienda).

"Desde el centro solicitamos a los papás que hagan lo mismo que nosotros", explicó Bibiana Iglesias, directora del centro terapéutico. "Creemos que la familia debe ser parte del tratamiento y saber qué se busca con cada actividad para poder continuarlas en la casa. Por ejemplo, enseñamos a la mamá cómo presentarle la ropa a su hijo para que pueda vestirse solo". De esta manera, los profesionales fomentan la autonomía del niño.

La comunicación se establece a través de tarjetas de colores, objetos, símbolos o palabras. También aprenden motricidad fina, gruesa, aspectos pedagógicos, y desenvolvimiento en la vía pública. "Les enseñamos cómo estar en una sala de espera, ir al peluquero, o al dentista, a través de dramatizaciones y de juegos", ejemplificó.

Si son adolescentes aprenden las características básicas para desarrollar algún trabajo, con el fin de lograr su inserción laboral.

El centro ofrece la opción de que los niños, a partir de los 5 años, sólo asistan algunas horas del día, o que vivan allí, y los sábados ofrece actividades recreativas.

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Los niños apreden a partir de sistemas alternativos de comunicación.

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