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 domingo, 22 de febrero de 2004

Mar de fondo. Lo que dejó la visita de Kirchner a Rafaela
Las dudas no se despejaron del todo

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

"Yo no sé si se debió o no a la polémica, pero si cada vez que el Lole se cruce con Kirchner, el presidente va a venir a traer fondos y obras, ojalá haya una de estas controversias cada tanto". Contagiado por el clima festivo que se vivía en Rafaela por la visita presidencial, el funcionario provincial formuló la más optimista de las lecturas escuchadas en los últimos días en torno a las discrepancias por los fondos enviados para los inundados que cada uno hizo conforme sus intereses.

La interpretación es sólo ingenua en apariencia. Ya se sabe que estos aportes estaban previstos desde antes, pero el de los 120 millones, en el que el presidente hizo hincapié todo el tiempo fue algo que el gobernador Obeid le planteó hace pocos días, tal como lo admitió entre entusiasmado y agradecido el gobernador.

Ahora bien, una cosa son las promesas, los decretos firmados y la enunciación de programas y otra es la efectivización de todo eso. Así como la gente del gobierno nacional usó la polémica para realzar la entrega de toda la ayuda que el viernes anunció en Rafaela y en base a eso giró el discurso del presidente, saben que las adhesiones y entusiasmos cosechados quedan a plazo fijo hasta que se puedan cruzar las nuevas rutas y puentes, las ambulancias circulen por las calles o los anticonceptivos se repartan en los hospitales.

Esto, sea o no especulación política, es lo que le permitió a Kirchner decir que no vino a la provincia para polemizar con nadie, pretendiendo cerrar la disputa con Reutemann, y asegurar que va a poner más plata para que los santafesinos sufran menos. No sólo los inundados. Pues bien, ahora los santafesinos quedan a la espera de que esa promesa se cristalice.

Kirchner desmintió que tenga una pelea ideológica con Reutemann pero a nadie escapa que ambos encarnan proyectos que hoy aparecen diferenciados. Y allí estuvo, para los optimistas, la cosecha, si es que la hubo, de un saldo político favorable para el santafesino.

Después de dos meses de ostracismo la prensa nacional volvió a hablar de Reutemann, ahora como una suerte de pilar o eje de discrepancia interna, lisa y llana, de oposición. Se lo hayan propuesto o no, desde la Casa Rosada ese aire se insufló a la figura del senador nacional aunque también se lo empujó a la vereda de enfrente.

"Ahora hay que mirar de cerca lo que haga el Lole y quiénes lo siguen cada vez que haya un votación importante en el Senado o una discusión trascendental de la agenda política", comentó un periodista de un medio nacional que cubrió la estancia de Kirchner en Rafaela.


¿La mano de Hammerly?
La disputa sobre las cifras, pese a todo, no quedó saldada. El presidente reafirmó sus dichos sobre los montos, pero se repartieron volantes y se desplegaron carteles -la campaña se atribuyó a Alberto Hammerly, hombre de confianza del Lole- en apoyo al ex gobernador.

Y es la reacción de cada protagonista la que demuestra más el trasfondo de la disputa que las palabras de ocasión. El gobernador no se subió a su auto, llegó a la Rosada, conversó con el presidente o sus colaboradores y juntos salieron a la prensa diciendo que habían hecho, cada uno, distintas lecturas sobre las mismas cifras. El presidente no llamó a Reutemann a su despacho o por teléfono para preguntarle cómo se habían invertido en la provincia los fondos por los que le preguntaban los damnificados. Optó por decirle a éstos que lo hicieran. El Lole optó por responder desde los medios en los que esas dudas se instalaban golpeando donde más le duele: su alta imagen de buen administrador. Condicionado a exponerse mucho antes de lo planeado.

En el frente interno Obeid quedó parado en una cornisa más angosta. Obligado a ponerse al lado del Lole pero cuidando no irritar al presidente que, pese a la conocida opinión contraria del gobernador, ratifica que sus hombres seguirán caminado la provincia para armar una estructura transversal en la que espera ver incluido al socialista Hermes Binner. De todos modos, según dijo uno de los funcionarios en Rafaela, el gobierno nacional se inclinará a asistir financieramente a Obeid para menguar su alineamiento con el senador nacional.

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