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 sábado, 21 de febrero de 2004

Los habitantes de la zona norte se sienten "reclusos de la inseguridad"
Los vecinos hicieron una marcha. Habían convocado a las autoridades políticas, pero ninguna se hizo presente

Pablo R. Procopio / La Capital

La inseguridad en los barrios está nuevamente en el ojo de la tormenta. Los vecinos de la zona norte volvieron al ruedo y reclamaron más controles. Hicieron una marcha con la intención de que participaran las autoridades para plantearles los problemas cara a cara. Sin embargo, ni un solo representante gubernamental se hizo presente. El escenario central fue la plaza Alberdi donde la gente expuso uno a uno los robos de los que son víctimas.

La convocatoria fue organizada por la Asamblea Permanente por la Seguridad de la zona norte. "Se está llegando a un punto extremo", despotricó uno de sus miembros, Carlos Zuccolo. Y no se quedó sólo en las palabras. Con la intención de graficar su postura, se disfrazó de preso. "Somos reclusos de la inseguridad", disparó.

Los vecinos se encargaron de difundir la convocatoria varios días antes. "Venir acá no es perder tiempo, sino invertirlo en nosotros mismos, para evitar vernos después en las fotos del diario como tristes protagonistas de las noticias policiales", dijo.

Si bien hizo hincapié en las situaciones que se producen en el distrito norte, sostuvo que "ya la ciudad no tiene delimitaciones en este sentido, es un todo de inseguridad extrema; puede haber más delitos en determinados sitios respecto de otros, pero igual estamos expuestos en cualquier lugar", advirtió.

Más allá de la intención de que participaran los máximos representantes políticos de la ciudad, ningún referente de este sector estuvo en la marcha. Los organizadores habían cursado notas de invitación a la Intendencia y a la gobernación, pero su esfuerzo fue infructuoso. "Se advierte una ausencia preocupante de los grupos de poder", dijo Pablo Romero, al referir que la marcha fue una muestra de la indiferencia que también existe para atacar los delitos.

"No estamos contra las instituciones, sino por la instrumentación de una política eficiente", reclamó a su turno Julio Farah.

Mientras tanto, en la zona norte de Rosario se producen robos de los más diversos: Arrebatos, salideras en las puertas de los bancos y sustracciones dentro de las propiedades, entre otros.

Zuccolo recordó también que "los choros atacan a personas de cualquier edad y a toda hora".

Mientras tanto, las respuestas de la policía parecen ser insuficientes. "Desde las comisarías 9ª y 10ª (con jurisdicción en esa área) contestan siempre lo mismo; que no hay medios, que la Justicia no puede hacer nada y que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra", indicó para luego agregar: "Somos el jamón del sándwich".

Las manifestación de la gente, que comenzó pasadas las 19.30, se convirtió en el foco de atención del amplio sector rosarino, al punto de que participaron vecinos y comerciantes de los barrios La Florida, La Florida Norte, Rucci, La Cerámica, Alberdi y Arroyito.

En rigor, los manifestantes marcharon unos dos kilómetros desde Alberdi y Génova hasta la Plaza Alberdi donde, pasadas las 21, leyeron una declaración. Durante el trayecto portaban dos grandes pancartas y los acompañaba una propaladora que, de tanto en tanto, emitía el tema: "Sólo le pido a Dios".

Los primeros párrafos del escrito resumieron el espíritu de la movida. "Nos hemos convocado con gran esfuerzo. Porque quienes concurrimos a esta marcha no somos proclives a hacer manifestaciones callejeras. Porque preferimos estar en nuestras casas, con nuestros amigos o en nuestro trabajo. Pero la falta de seguridad hace que no estemos bien en ningún lado. Ya nuestros hijos no pueden salir tranquilos en bicicleta y nuestros padres tampoco pueden ir a cobrar su jubilación o permanecer solos", se redactó.

Instalados en la plaza, los habitantes del norte de la ciudad recibieron el acompañamiento de la gente que pasaba en auto haciendo sonar sus bocinas. Mientras tanto, Zuccolo flameaba una bandera vestido con su traje a rayas y atrapado por el delito.

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Los vecinos se vistieron con trajes a rayas.

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