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 domingo, 08 de febrero de 2004

Rosario desconocida
Saladillo o la frontera del sur

José Mario Bonacci (*)

De idéntica forma a la historia de Fischerton, debe interpretarse Saladillo, en cuanto el haber nacido de un acto fundacional, desarrollado luego como pueblo y terminando por ser absorbido cuando la ciudad desbordó hacia los tres puntos cardinales que el Paraná, verdadera muralla líquida, había dejado libres. En los últimos años esta barrera del río ha comenzado a ser vulnerada a través del creciente uso recreacional de las islas vecinas y de la comunicación establecida con la mesopotamia a través del flamante puente inaugurado en 2003. Lo que fue el lejano sur urbano guarda un historial rico, amable y terrible a la vez, cuyos protagonistas humanos o físicos, son hoy un puñado de recuerdos....

Alejado de la urbanidad central, el pintoresquismo de una geografía especial fue en tiempos iniciales promesa de encuentros con la naturaleza, descanso y goce de la vida en el punto en que el arroyo se vuelca en el río color chocolate. Fue Alfonsina Storni que vivió en la ciudad, quién le cantó coloquialmente: "..Un gran río te ciñe de rojizas barrancas, por donde grandes buques hallan tus puertas francas...Pero si aquél es sobrio, grave, fiero y orgulloso, otro pequeño y fino te sirve de reposo...". Este último no es otro que el arroyo salobre y yodado que lo limita. A fines del siglo XIX comenzó el avance hacia las "quebradas" saladillenses orientadoras de su cauce. Previamente el embrión inicial de lo que hoy es la ciudad, tuvo su asiento en Saladillo (en aquel entonces paraje La Matanza).

En 1689 Luis Romero de Pineda por una merced real, es el primer ocupante del lugar sobre el Paraná. Sus límites eran el arroyo Salinas (hoy Ludueña), hacia el sur La Matanza, y hacia el oeste "hasta donde fuere vacuo" o sin asentamientos humanos reconocidos. Muerto Romero de Pineda, hereda esta porción de territorio su hija Juana, luego se fracciona entre sus descendientes, para culminar en posesión de una lonja por parte de Santiago Montenegro limitada por el río al este y lo que hoy son calles Córdoba (vereda norte) y San Lorenzo (vereda sur).

Hacia 1752 Montenegro habilita la capilla construída de su peculio en el mismo lugar en que hoy está la catedral, con lo que se completa el proceso que llevaría a la realidad urbana posterior. Son de interés documental los trabajos de Alberto Montes: "Santiago Montenegro, fundador de Rosario", de Oscar Mongsfeld "La capilla del Rosario de Santiago Montenegro" y trabajos de integrantes de la Junta de Historia de Rosario, para el conocimiento de estas etapas históricas.

Saladillo tiene tres momentos cruciales: su fundación cuando la Municipalidad crea las aldeas de San Francisquito al oeste, Ludueña en el norte y la que nos ocupa en el sur; seguirá la etapa de su expansión, y la última en 1924 con la instalación del Swift en terrenos comprados en 1917 a la Sociedad Anónima "El Saladillo".


El gallego Arijón
El gallego Manuel Arijón llegó a la ciudad en1857. Se desempeñó como empleado en el almacén "El pobre Diablo", ubicada frente al Mercado Sud (luego Mercado Central y hoy plaza Montenegro). Su esfuerzo de inmigrante lo dota de una prosperidad basada en el sacrificio, compra terrenos y se establece en el Saladillo. Se casa con Fausta Coll, siembra alfalfa y la vende a naves francesas y alemanas que atracaban en Puerto Plaza, muelle construído por Arijón. Trae desde España a su hermano José en 1860, quien instala una línea de tranvías a caballos uniendo el puerto con lo que hoy es Plaza López.

El arroyo se dividía en la actual avenida Arijón y Amberes en dos brazos que se unían frente al sitio del futuro frigorífico Swift. Sobre el brazo norte y su unión con la hoy avenida Nuestra Señora del Rosario construyen unos baños públicos alimentados por las aguas consideradas curativas, que tienen gran éxito, con sus usuarios llegando en el "tranway" Nº 8, o en un vapor que partía desde Bajada Grande (hoy Sargento Cabral) y atracaba en Puerto Plaza, más un servicio de galeras con servicio a domicilio que unían "El pobre Diablo" con el restaurante "Los Baños" ubicado frente a las piletas públicas. Manuel muere en 1900 y los sucesores venden los terrenos y la línea de "tranway" a la citada Sociedad El Saladillo. Comienza así la segunda etapa del desarrollo con venta de lotes con publicidad efectiva de que pronto se electrificaría la zona, que contaba ya con "chalets, balneario, escuela, buffet, restaurante, fonda, tambo, comisaría y tiro a la paloma y próxima construcción de aguas corrientes y un hermoso templo" según publicidad impresa en 1905 con profusa ilustración, destacando la presencia de grandes residencias como "Villa Fausta" en homenaje a la esposa de Manuel Arijón, y otras de gran peso. Unas más sencillas son concebidas como construcciones seriadas, modalidad usada también para los edificios públicos como la comisaría, la fonda, curtiembre, panadería, almacén, carnicería, etcétera, que se ubicaron en lo que hoy es avenida Arijón, dándole carácter de eje monumental.

Las obras de acceso sur a puerto, hicieron desaparecer Villa Fausta, ubicada frente al arroyo, pero una avenida de igual nombre bordea hoy el curso del brazo norte hasta su llegada al Paraná, aunque cabe destacar que en la década del 80, el sector de dicho brazo comprendido entre avenida Arijón y avenida Nuestra Señora del Rosario fue disecado y convertido en un camino de cemento unido a sus bordes en declive, perdiendo el barrio un elemento natural de valía cuya misión fue históricamente la de alimentar los famosos baños históricos con aquel agua salitrosa y yodada. El folleto anunciaba también el proyecto de la iglesia en la hoy cortada Costarelli frente a plaza O'Higgins, templo que a la fecha se mantiene idéntico aunque su torre central nunca se construyó. El tercer momento en el desarrollo del barrio llegará cuando comienza a funcionar el frigorífico en 1924, con aporte de numerosa inmigración cubriendo la zona con voces, sonidos y costumbres desconocidas, que influyeron profundamente en el clima vivencial del lugar, fundiéndose poco a poco con la idiosincracia local.

Habremos de volver a Saladillo en una semana, dejando en marcha el potencial de aquellos tiempos ejerciendo su influencia, consolidando la especial característica de sus espacios y preparando el momento para que irrumpan una serie de personajes que le darían al lugar un fuerte carácter, aportando a la historia popular y marcando al barrio como uno de los integrantes de la gran ciudad con mas fuerte color y presencia.

(*)Arquitecto

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La tradicional avenida del Rosario, entre Leiva y Ayacucho.

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