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 domingo, 08 de febrero de 2004

Reedición. Rescate de una gran escritora rosarina
La poeta Irma Peirano
La editorial municipal de Rosario recopila una obra literaria que era inhallable en una notable edición. Aquí se reproduce un fragmento del prólogo

Irma hace sus estudios secundarios en el Consejo Nacional de Mujeres (hoy Biblioteca y Escuela de la Asociación de Mujeres), y en esos años se produce una modificación que su hermana recuerda con cierta perplejidad: "Entre los 15 y 16 años su carácter cambió. Se hizo muy independiente. No fue muy compañera conmigo desde entonces, y su deseo de escritura se hizo cada vez más evidente". De esa época datan sus primeros poemas serios, no infantiles, manuscritos en un cuaderno de 230 páginas titulado "Poesías de Irma M. T. Peirano, años 1933-34-35-36, Rosario" (aunque en realidad también hay poemas fechados en 1937), escritos entre sus 16 y 20 años y algunos, muy pocos, publicados en revistas y diarios de la época (Mundo argentino, Monos y monadas, El Tribuno de San Nicolás, Cinema para todos). El primer poema está fechado en diciembre de 1933 y el último en marzo de 1937 y, más que como un imperfecto primer libro, el cuaderno debe ser leído como un impresionante banco de pruebas, donde Peirano ensaya formas, temas y metros que unos años más tarde, procesados, asentados y mejorados, estarán en la base de sus dos libros de poemas: "Cuerpo del canto", de 1947, y "Dimensión de amor", de 1951.

(...)En 1938, a los 21 años, Irma Peirano obtiene un premio de la Asociación Literaria Nosotras, y Ecos, una revista de espectáculos, modas y noticias sociales de la época, lo destaca publicando una fotografía suya: dos reconocimientos sin duda modestos, pero que confirman el camino elegido y que, de paso, señalan que la sanción en el plano literario puede tener concomitancia en el plano social.

Pero lo que en 1938 es aún una desdibujada conjetura, un par de años después comienza a ser refrendado por la fuerza de los hechos. A comienzos de 1941, en un memorable número de la revista Paraná, Peirano publica 28 poemas, bajo el título "Tiempo de soledad". Como acostumbraba a hacerse en la revista, cada uno de los artistas invitados se presenta con unas líneas autobiográficas. El narrador -y más tarde profesor universitario- Eduardo Dughera y el ensayista Elías Díaz Molano escriben las suyas, Mateo Booz escribe "Yo" como introducción a su relato "Noche de verano", Juan L. Ortiz, bajo el mismo impulso publica por primera vez su hoy celebrado -y reproducido decenas de veces- "Mi experiencia", presentando un grupo de poemas todavía inéditos de su libro "El sauce y el viento" e Irma Peirano introduce los suyos con un texto titulado "Mi parábola":

Nunca será esto una autobiografía, pero valga para la circunstancia. Para extraer mi biografía será preciso el invento sobre mis acontecimientos iniciales. Y no sería honrado.

Sé que quiero ir, como la parábola, de lo exterior a lo interior, aun contra mí, si fuera necesario, porque el sueño del hombre descansa bajo la tierra en tanto que, arriba, nos deslumbran los aires.

No hay, dice Peirano, autobiografía, porque en realidad tampoco hay biografía. Esa nada que hay para contar en el pasado de la poeta, donde no es que no haya pasado, sino que el pasado no cuenta es, claro está, una combinación de modestia y de negación, con un porcentaje mayor de lo segundo por sobre lo primero. Y en cualquier caso, sobre el vacío biográfico y bibliográfico (Peirano no sólo borra Echesortu, sino también sus primeros poemas y los humildes premios literarios), la joven poeta atisba que lo que hay es sólo lo que está por venir.

Entre 1939 y 1946, en distintos cuadernos borradores, y antes de publicar su primer libro de poemas, Peirano afirma un mundo, un tema y una forma. El mundo es el del poema "Disociación": frente a la ordinariez de eso que sucede más allá de "las persianas", la poeta elige "la voz dolorida/ elegíaca, fina" del mundo interior. El sentimiento, en fin, contra el sentido, que es "una cosa estúpida". El tema va a ser, más que el desamor, la decepción del amor, visto como una manzana podrida (poema "Boda"). Y la forma preponderante, que Peirano ya desarrolla con precisión y galanura, es la del soneto, tanto de versos alejandrinos y endecasílabos, forma que, atravesada por la lectura de "El cantar de los cantares", va a estar en la base compositiva de "Dimensión de amor".

Los poemas publicados en la revista Paraná forman parte de esta primera etapa de la poesía de Peirano que giró alrededor de la composición de un primer libro, que se llamó "Tiempo de soledad", firmado en 1942 y que nunca fue publicado como tal. El libro estaba dividido en tres partes: "Día elegíaco", fechado en junio de 1941; "Suspendido momento", diciembre de 1941; y "Mar dolido", diciembre de 1941. Toda la segunda sección y parte de la tercera se dieron a conocer en la revista dirigida por Montes i Bradley, pero sólo seis de los poemas del libro ingresaron cinco años más tarde en "Cuerpo del canto", cosa que da la pauta de que todos los poemas del período -menos esos seis- formaban parte de una sofisticada preparación en la que tanto temas, formas y registros no sólo ya se encuentran determinados, sino, en muchos casos, resueltos en alta definición, pareja con la que van a obtener los poemas finalmente publicados como parte de sus libros.

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Desoída. Irma Peirano no recibió el reconocimiento que merecía como escritora.

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