Lo que cuesta...

Argentino se reencontró con el triunfo

Rodolfo Parody / Ovación

Vaya si valen los tres puntos que sumó Argentino. Es que necesitaba reencontrarse con la victoria y cumplió. No sin algún susto. Porque tuvo desaciertos que dejaron a Villa San Carlos ahí nomás en el marcador y lo reanimaron cuando ya estaba entregado. Pero no hubiera sido justo. Porque el equipo de Barrio Sarmiento, con los resabios de una pretemporada incompleta que dejó en evidencia falta de sincronización y cansancio, tuvo la saludable actitud de tocar y jugar. Y por respetar una idea de juego se llevó el premio mayor: ganó 3 a 2 por la 3ª fecha del torneo Clausura de la Primera C y empezó a recuperar confianza en sí mismo.

Hasta que San Carlos se cansó de asfixiar a los jugadores salaítos, Argentino fue incapaz de despegarse de esa marca pegajosa. Para contrarrestar ese juego tenía que tocar y desmarcarse, y falló en ambas facetas. El pase siempre iba a la pierna de un rival y cuando se buscaba la descarga no se encontraba a nadie. La excepción fue Pablo Martínez, pero de a poco se contagió de los demás.

Oportunidades al menos hubo para que el partido no cayera en la chatura absoluta. Así Raschetti dejó a Vázquez solo y su tiro salió desviado. El mismo goleador tuvo otra chance y en el duelo con Rotela ganó el arquero. Antes, y para inaugurar el concierto de desaciertos, Sciretta se la regaló a Fernández, que alargó para Díaz Arín y el delantero la mandó afuera frente a Andrada.

En ese contexto desprolijo no extrañó que aparecieran fallas que resultaron fatales. Como la pelota que inexplicablemente se le escapó a Rotela luego de un centro por elevación de Rubio y que Faría no desaprovechó. En desventaja, a San Carlos se le vino abajo el recurso de aguantar y Argentino comenzó a predominar. Y a lastimar. Vázquez la paró de pecho dentro del área, se sacó la marca de encima y la mandó a guardar.

Estaba a pedir de Argentino. Pero Andrada reaccionó demasiado tarde al remate desde lejos de Urquiza y sembró incertidumbre. La que despejó, al menos por un rato, Amaya al empujar al fondo un rechazo sobre la línea de Villalba tras un tiro de Vázquez. Y si fue apenas por un instante se debió a que Villarreal se la dio a un contrario en la mitad de cancha y el veloz contraataque encontró la cabeza de Alvarez para dejar el resultado abierto.

En realidad, fue el mismo Argentino el que le dio esperanzas a San Carlos. Porque la visita no tenía recursos para inquietar, pese a que Andrada debió esforzarse para evitar la conquista de París en el minuto final. Las manos del arquero se interpusieron para que el conjunto salaíto apretujara los tres puntos que le devuelven de a poco la ilusión de ser protagonista.

Faría aprovechó el obsequio del arquero Rotela.