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 domingo, 08 de febrero de 2004

Adolescentes: Vacaciones con amigos

Los adolescentes, desde los 14 años, prefieren salir de vacaciones con amigos antes que con sus padres y viven ese período como un rito de iniciación similar al que antes representaba el cumpleaños de 15 o el viaje de egresados, según diversos especialistas.

La psicoanalista Silvia Sisto sostuvo que si bien no conviene generalizar en relación con los distintos sectores sociales y las familias, sí se puede afirmar que en "la cultura va marcando de este modo la cuestión de la iniciación. Quizá esto de las vacaciones sea una marca, como antes había otros ritos que denotaban este pasaje", dijo la especialista.

"Cuando se van por primera vez de vacaciones sin sus padres, los adolescentes sienten que es como comenzar algo propio. Lo que se juega allí es el tema de la independencia", apuntó Sisto.

En este sentido, la especialista en adolescentes Rebeca Hilert sostuvo que hay entre los adolescentes "una necesidad subjetiva de independencia, de cortar con lo que podría ser la demanda del otro (de los padres) y por eso es tan importante salir con sus pares. Disfrutar las vacaciones es, para el adolescente, separarse del deseo del otro", reafirmó Hilert.

Para los padres, lo más complicado está relacionado con sus propios miedos proyectados en el adolescente, "acerca de que les pase algo y las dificultades que puedan llegar a tener", cuando en realidad, según Sisto, "lo más complejo es la vuelta, la reinserción después de haber manejado su vida con autonomía. Se piensa en general que el problema es cuando se van y en realidad es cuando vuelven. Creo que hay que estar preparado para los cambios que traen. En general, no se tiene esta conciencia y los padres están preocupados por si pasa algo. Cuando vuelven, dicen: Por suerte no pasó nada, pero seguramente al chico le pasaron un montón de cosas que tienen que ver con hacerse cargo de sí mismo", agregó.

La especialista remarcó que toda la preocupación de los padres está puesta en el hecho de que no les pase nada malo, pero "no reparan en que les puede pasar algo bueno también, como por ejemplo que dejen de ser niños, que crezcan. Vuelven con más recursos de independencia y eso tendría que poner bien a los padres", sostuvo.

Los chicos se quieren ir solos o con amigos a partir de los 14 años, aproximadamente, pero la franja en la que se va dando este proceso es entre los 14 y 18, considerada la edad del despegue.

Desde los 10 u 11 ya es complejo estar con los padres, por eso los chicos "negocian" llevar un amigo para no aburrirse.

Para irse solo es importante que el chico se sienta seguro, pero a la vez el que tiene que estar seguro es el adulto.

Para tomar la decisión hay que evaluar con qué recursos cuenta y si está en condiciones de solucionar situaciones de conflicto.

Para Hebe Perrone, psicoanalista de adolescentes del Centro de Investigaciones y Asistencia Psicológica (CIAP), la situación actual de los chicos que se quieren ir de vacaciones sin sus padres en edad temprana es "complicada".

Aseguró que los adolescentes, en términos generales, están menos preparados que 7 ó 10 años atrás para afrontar solos unas vacaciones, ya que "tienen mucha información pero tienen inmadurez afectiva, parecen más grandes pero la realidad es diferente".

Para Perrone, la pauta la da el comportamiento en la escuela. "Cuando un pibe lleva al límite la situación de las faltas, de la conducta y de las materias, es porque no está maduro para esa responsabilidad que es acorde a su edad, más allá de las falencias de la escuela", opinó.

"En general los chicos llevan muy al límite la situación escolar", enfatizó.

En cambio, "los que tienen cierta madurez intelectual y afectiva saben lidiar con las responsabilidades escolares, aunque se lleven dos o tres materias".

Esa es una pauta que toma la especialista para medir la responsabilidad de un chico y la aptitud para hacerse cargo de sí mismo y estar en condiciones de afrontar situaciones adversas o difíciles.

Preocupación de los padres

Ante la demanda de los adolescentes de irse de vacaciones con sus amigos, muchos padres no sólo tienen temores por los problemas de inseguridad, sino que también se preocupan ante la posibilidad de que sus hijos se "descontrolen".

Los especialistas señalan que se trata de la fantasía de que los chicos van a hacer cualquier cosa si no están bajo la imposición de límites y el control de sus progenitores.

"Cuando en la vida cotidiana hay mucho control, lo más probable es que cuando están solos haya descontrol, descontrolan lo controlado, porque básicamente no hay confianza", destacó la psicoanalista Silvia Sisto.

La especialista sostuvo que son muchos los chicos que se van a "descontrolar" y atribuyó ese ímpetu adolescente a falencias en la relación con los padres.

"Más que cuidados, queridos, contenidos, escuchados, los chicos están descuidados, no escuchados, por eso el deseo de descontrol", dijo tras agregar que "es cierto que hay descontrol, pero el pibe va a hacer allá lo que hace acá; los que beben acá, allá quizá chupen el triple, porque también es cierto que uno en vacaciones se permite más cosas".

Destacó que "no va a pasar algo que no pase normalmente, sino que, en todo caso, se potencia lo que pasa siempre, los conflictos y también lo bueno. Aquello que está por emerger, en vacaciones emerge", apuntó.

Asimismo, Sisto no cree que "se trate sólo de salirse del control de los padres, sino algo más, un plus que ya rondaba, que seguramente algunas señales ha dado antes y que se descontrola cuando están solos".

"Y esto -explicó- es una encrucijada en la que los han metido los adultos que no supieron escuchar y se dedicaron a controlar lo que se descontrolaba tibiamente".

Por su parte, Hebe Perrone, dijo que "últimamente los padres se desentienden bastante de sus hijos y no prestan atención ni escuchan lo que les pasa".

Perrone expresó, basándose en su experiencia en la clínica, que muchos papás dicen: "Mi hijo es responsable y después cuando hablo con los chicos veo que se meten en situaciones de riesgo muy difíciles".

Para la psicóloga, actualmente predominan los padres que no ponen muchos reparos en que sus hijos adolescentes se vayan de vacaciones con sus amigos, "pero en realidad lo que sucede es que hay falta de atención".

En este sentido, precisó que si bien cada mamá y cada papá pueden tener elementos para saber si su hijo va a poder resolver situaciones adversas, la falta de comunicacción que hay en la actualidad entre padres e hijos, equivoca y dificulta ese saber paterno.

Finalmente, enmarcó esta situación dentro de un contexto cultural confuso y ambiguo, con muchos obstáculos para el desarrollo de los adolescentes, donde se combina control con desatención social y familiar.

Marta Gordillo

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