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 domingo, 08 de febrero de 2004

Los súper dicen que la evasión distorsiona la actividad
Recrudece la pelea por la torta del mercado de consumo masivo
Grandes y pequeños empresarios pujan entre sí pero ambos denuncian a los llamados negocios chinos

Claudio Berón / La Capital

El hábito de compras de los consumidores que acuden a los supermercados ha experimentado importantes cambios. Los changuitos dejaron definitivamente de llenarse y los artículos suntuarios pasaron a un segundo plano. Según un trabajo de la consultora CCR en todo el país los mercaditos chinos, los almacenes y los autoservicios tienen un 60,5 % de la torta del consumo, en tanto los hiper, las cadenas y los discount sólo quedan con el 39,5 % de la participación.

Fuertes empresarios del sector, como Alfredo Coto, sostienen que la diferencia en la torta se debe en gran parte a la economía informal que utilizan los canales asiáticos y pequeños mercaditos.

En Rosario la experiencia comercial de los discount todavía no se desarrolló porque una serie de regulaciones municipales no lo permiten. Este tipo de negocios ofrece marcas propias a un precio menor y otro tipo de ofertas por paquetes cerrados.

Lo que sí se se ha desarrollado en Rosario son las bocas de expendio de los negocios asiáticos: se estima que llegan a 50, con relevancia en los barrios más que en la zona céntrica. El titular de la Cámara de Supermercados, Alberto González, fue categórico a la hora de definir la comercialización de estos autoservicios, "venden y compran en negro, a veces a menos del costo, algo raro hay", juzgó.

Para Juan Milito, empresario del sector de almaceneros, los chinos también son un caso aparte; "No tienen costo laboral y evidentemente manejan otra caja".

Para los empresarios locales la tendencia del consumo cambió con las nuevas perspectivas de la economía. "El paseo de compras terminó, ya nadie va a buscar televisores o muebles a las cadenas internacionales, es más, ya ni siquiera se hacen las compras mensuales", aseguró González.

Tomando ese análisis como base no sólo aumentó la venta , sino también creció la facturación de los negocios que no pertenecen a las cadenas.

"Acá pasa lo mismo que en Buenos Aires, podemos asegurar que los negocios más chicos tienen el 58% de participación en el mercado, mientras los super no pasan del 42%", aventuró Milito, de Almaceneros.

Para la consultora LatinPanel, que se maneja por medio de un planilleo en 3.000 hogares de todo el país, un hogar argentino promedio compró alimentos en el 2003 cada tres días; bebidas y lácteos dos veces por semana; productos de aseo personal cada 12 días, artículos de limpieza del hogar, la ropa y productos de celulosa dos veces por mes.

En cuanto a los congelados, que sufrieron bajas considerables de consumo, una vez al mes y productos para el cuidado del cabello cada 35 días. Los lácteos y los alimentos secos fueron los más frecuentemente comprados durante los últimos dos años. Con respecto a 2002, se los compró entre un 8 y 11% más frecuentemente en el 2003 y la tendencia se afirmó en lo que va del 2004.

En promedio, y según estos estudios de tipo socioeconómico, los argentinos aceleraron la frecuencia de compra un 6% y compraron más frecuentemente todos los rubros de productos. Este patrón se dio en todos los niveles.

Esta tendencia, si bien no marca un crecimiento de participación de los distintos canales ni tampoco muestra la facturación, sí destaca un dato interesante; los suntuarios pasaron a ser productos de compra específica, sin alternar calidad ni tipo. No se encuentran en los baños de los consumidores distintos tipos de champú ni se usan productos distintos para operaciones iguales.

El dinero se destina básicamente a los perecederos y lácteos; la compra se hizo específica y eso se refleja en las compras de cercanía, las almacenes.


Facturación v. consumo
En cuanto a la ecuación facturación-consumo se nota una paradoja, cayó el consumo pero aumentó la facturación, debido al incremento de ciertos productos.

Para Coto, titular de la cadena nacional, el supermercadismo repuntó. "La proyección en las góndolas para el 2004 la vemos, hay mayor penetración de las marcas líderes, y el mercado se está moviendo un poco del piso en el que se había instalado. Al haber más trabajo estamos mejor pero no es lo que quisiéramos, apuntamos a más", sostuvo.

El tema del mercado en negro es determinante para el empresario; "Hay un mercado informal muy grande, esto significa una competencia desleal. No quiero marginar a nadie -acotó- pero hay negocios que no pagan ningún tipo de impuestos", aseguró para añadir que "hay un descenso del sector formal, y la influencia de la competencia desleal es decisiva".

Conocedores del mercado minorista y los canales de autoservicios chicos sostienen que las operaciones en negro no sobrepasan el 20 por ciento, y también se despachan contra las grandes cadenas que "sobrefacturan y de esta forma también logran una venta en negro importante".

Para Alberto González, de la cámara local, el mercado informal es muy fuerte, sobre todo en el tipo de negocios asiáticos. "El crecimiento de los chinos es llamativo, como puede ser que una cerveza o un aperitivo está a menos del costo. Además tienen ticket truchos, no fiscalizados, evidentemente hubo cierto permisivismo".

González aclara que los municipios "tienen mil trabas para habilitar negocios, sin embargo esta gente se instala y listo". Como medida del crecimiento irregular de este mercado el empresario confiesa que "la gente de la Afip, con la cual nos hemos reunido, también está preocupada. Es más, la consultora comercial Nielsen no puede hacer mediciones, ya que una gran parte de la facturación, al ser en negro, no entra como dato comercial estratégico".

Por su parte, Coto afirmó en su última visita a Rosario que en sus negocios la venta se afianzó. "Estuve caminando por las bocas, veo que hubo una reacción más contundente que en la Capital Federal, sin que los tilden de ricos a los rosarinos, es que el efecto campo se está viendo".

En cuanto a la ganancia, los números pasan por otro lado. Para González "los márgenes históricos de rentabilidad eran de un 4 o un 5 por ciento, hoy se trabaja para sobrevivir, no se llega al 1,5 o 2 por ciento", aseguró. No obstante, admite que en enero las ventas subieron cerca de un 5 por ciento.

El consumo poco a poco se recupera. Los aumentos salariales sucesivos del 2003 hicieron que el nivel de compra se incrementara un 12 por ciento en diciembre pasado, sosteniendo en enero esta tendencia. Según un estudio privado la clase media es la que en forma más lenta retoma su ritmo de consumo.

Este año las ofertas y las cuotas seguramente van a ser significativas a la hora de decidir compras, pero el fiado y la cercanía de compra aparentemente llevan las de ganar en la canasta familiar.

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