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 sábado, 17 de enero de 2004

Los rosarinos en el nuevo Punta Mogotes
Los turistas locales se distinguen por las camisetas de fútbol. El megacomplejo estrena sus nuevas reformas

Rodolfo Montes / La Capital

Mar del Plata (enviado especial). - Marisa Fenoglio y Jorge Sartori miran el mar con un poco de nostalgia. Saben que todo lo bueno un día se termina. El sol salió fuerte después de mediodía y la tarde de anteayer, el último de sus vacaciones en Mar del Plata, se puso óptima, limpia, con cielo azul y aire fresco. Es la despedida que esperaban. Necesitan juntar ánimo para encarar los 700 kilómetros que separan Punta Mogotes del barrio de Arroyito, donde viven. ¿Cuál es la diferencia entre La Florida y el balneario Ibiza, el Nº13 del Complejo, donde alquilaron una carpa por la primera quincena del año? "Mucha, acá tenemos el mar y no pisamos barrito como en el Paraná", dice Marisa, tirada en una reposera.

Los Sartori, con Hernán (14) y Antonela (10) incluidos, ya son especialistas en Punta Mogotes. Llevan cuatro años consecutivos pisando esas playas y alquilando vivienda en el barrio que está frente al complejo. "Calculá entre 30 y 40 por ciento arriba casi todos los precios, menos la comida, que más o menos se mantuvo", saca rápidas cuentas Marisa, en comparación con la temporada anterior. "Y hay que sumarle que mis hijos comen un 30 por ciento más", agrega Jorge, mientras Hernán lo mira con cara de adolescente ansioso, de esos que siempre quieren más.

Los Sartori comparten el pasillo 4 del balneario Ibiza con turistas de varias provincias argentinas, porteños, marplatenses y unos nuevos y raros visitantes: los extranjeros, en especial de Chile, Paraguay, Perú y Bolivia. "Escuchamos hablar distinto, eso es nuevo acá", cuenta Marisa, corroborando uno de los datos más destacados de la temporada: el 8 por ciento de los 340 mil turistas que duermen cada noche en Mar del Plata, en estos días, no son argentinos.

Preocupados por conservar la identidad rosarina, la familia Sartori cuelga la camiseta de Central -propiedad de Antonela- como bandera y estandarte en el extremo superior de la carpa alquilada. Está muy claro, son del barrio de Arroyito y son todos canallas. Además, la pelota con que el padre y el hijo arman los picados en la arena también tiene el escudo y los colores de Central.

"Nos estamos preparando para ganar La Libertadores", dice Hernán, mientras respira el aire único del mar, come un sandwich preparado especialmente por su mamá y espera que su equipo le de una alegría grande, y pronto.


Basta de cemento
El mega complejo playero de Punta Mogotes fue construido por el gobierno militar en los años 70, acorde a la lógica de obras faraónicas con mucho cemento y poca relación con la naturaleza y el espacio geográfico y social. Fue en el tiempo de los estadios de fútbol para el Mundial 78 y de las autopistas urbanas de la Capital Federal, entre otras cosas. Después se supo, el asunto era usar mucho cemento.

Son casi 3 mil metros de playa, dividas en 24 balnearios donde hasta 90 mil personas pueden estar juntas utilizando los servicios de los paradores. En Punta Mogotes caben, además, 10 mil autos estacionados.

La estética del gran acorazado de cemento empezó a cambiar para siempre en el 2002. Se demolió un pasillo que unía a los 24 balnearios provocando un incomprensible corte visual entre la costa y el mar. "Esto parece un aeropuerto", le dijo al intendente local un equipo de arquitectos de Barcelona, que asesoraron sobre las reformas. Para el recién llegado, mirar Punta Mogotes desde la avenida costanera, era ver un aeropuerto.

El nuevo Punta Mogotes recuperó los médanos originales de la zona, permitió que cada balneario desarrolle su propia identidad, amplió la parquización y ahora va por las reformas en el estacionamiento, también parquizándolo.

Uno de los balnearios mejor remozados, Apolo (30 pesos por día la carpa), incorporó pileta climatizada, recreación y cuidado de chicos en manos profesionales. "Tenemos muchos rosarinos en el balneario", dice Mariano Tartaglia, encargado del lugar, a La Capital. En este balneario todos los detalles están cuidados. Cada pasillo de carpas, de 10 metros de ancho, tiene un encargado que resuelve todas las necesidades y garantiza el goce de los bañistas.

El proyecto total de transformación del Punta Mogotes costará unos 9 millones de pesos, más las inversiones privadas. Ya se ejecutó un 70 por ciento.

El ingeniero Gonzalo Bellocq es miembro del estudio que lleva adelante la reforma y además es responsable de darle "identidad" propia a los distintos balnearios que lo contratan. "Trabajamos con distintos conceptos para cada lugar, está el que elige el tema deportivo, está el que pone el acento en los chicos, en la recreación y demás. El nuevo Punta Mogotes recuperó la zona en su esencia, los médanos y el verde. Pero también garantiza un buen servicio para un lugar de características masivas", apunta Bellocq.

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Antonela luce la camiseta de Central, los Sartori son de Arroyito.

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