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 domingo, 26 de octubre de 2003

La difícil tarea de calificar

La crisis dejó el tendal, se escucha decir a empresarios y analistas económicos y allí aparece un nuevo límite a la posibilidad de generar un circuito de crédito más activo. Esto es, si bien los bancos hoy salen tibiamente al mercado muchos potenciales clientes no logran calificar como sujetos de crédito para las entidades, en parte por el alto nivel de morosidad e incumplimiento que se dio en los últimos años.

Así muchas empresas que estuvieron al borde de la quiebra o siguen aún atravesando procesos concursales están estigmatizadas ante las entidades bancarias.

Lo mismo ocurre con los particulares. La semana pasada la central de riesgo Veraz difundió un informe en el que revelaba que un 42 por ciento de las personas que tiene un historial crediticio -es decir tuvo tarjeta de crédito o cuenta bancaria- está en condición de "irregular".

Frente a eso, desde el gobierno se está trabajando, junto a los bancos en la elaboración de fórmulas para atender a las empresas en problemas. La idea es recalificarlas ante el sistema financiero para que puedan nuevamente ingresar al circuito.


Herramientas de salvataje
Así se barajan posibilidades como las que prevén que con la anuencia de la mayoría de los acreedores (aquellos que sumen el 80% del capital), las empresas en concurso puedan volver a tomar financiamiento, el cual quedaría registrado como en situación normal.

También los bancos buscan aumentar la participación en el capital de las empresas, que hoy está limitado al 12,5 por ciento.

De hecho, ya el Banco Central modificó su sistema de calificación de deudores, flexibilizando plazos para que los morosos tengan más oportunidades antes de pasar a la categoría de irrecuperables.

Aún así, esto todavía son proyectos y lo cierto es que muchas firmas e incluso particulares no están en condiciones de acceder a un crédito por su historia patrimonial.

De todos modos, para los directivos de bancos es bueno separar la paja del trigo. En este sentido explicaron que no toda la situación de las empresas es igual. Algunas firmas que tienen capacidad, en esta situación económica y con las ventajas que aportó la devaluación en su competitividad, resolvieron sus problemas financieros. En ese arco están esencialmente las empresas favorecidas por la sustitución de importaciones y las ligadas al campo.

Otras, en cambio jerarquizaron resolver la economía de caja y dejaron para un segundo paso la regularización con el sistema financiero. Y esto no sólo ocurrió en el segmento pyme sino también que se trató de una estrategia que utilizaron grandes corporaciones.

Finalmente, están aquellas que no pudieron recuperarse por la crisis y ésta las arrastró. Quizás son las que menos posibilidades tienen de volver a reinsertarse en el sistema financiero.

¿Puede el consumo transformarse en el motor del crecimiento? Una respuesta a este interrogante también permitiría conocer si la demanda de créditos se activará. "Para que haya mayor consumo desde el punto de vista doméstico se necesitan generar políticas distributivas, si no, no hay quien consuma", dijo el subgerente general y comercial de Credicoop, Sergio Clur.

Con los indicadores de inflación proyectada, "todo hace prever que habrá una menor participación de los asalariados dentro de la producción" y por ende, "va a haber menos para el consumo", reflexionó.

El presidente del Banco Río, Enrique Cristofani, no está convencido de que el consumo será el motor de la economía. "Creo que el motor van a seguir siendo la sustitución de importaciones y las exportaciones", dijo aunque aclaró que la baja en las tasas de interés y las ofertas de las tarjetas de crédito dan margen para que se desarrolle el consumo.


Una demanda contenida
De todos modos, la demanda sigue cauta. Un dato es revelador en este sentido. Pese a que los bancos recortaron los intereses para las financiaciones con plásticos -por debajo del 35% anual- las operaciones no sedujeron a los clientes. Según datos del BCRA, desde los primeros días de septiembre hasta mitad de octubre, los adelantos con tarjetas de crédito, tanto en pesos como dólares descendieron 66 millones de pesos, de 2.138 millones a 2.072 millones de pesos. Sí, en cambio, prendió con más fuerza las ofertas que comenzaron a realizar las empresas de plásticos de compras en cuotas sin interés, a lo que se sumaron los beneficios de bonificación de porcentajes de IVA.

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