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 domingo, 26 de octubre de 2003

El titular de la Real Academia y las palabras del diccionario
Víctor García de la Concha: "A la lengua le gusta la calle"
El español cree un "gran acierto" que el año próximo Rosario sea sede del III congreso mundial

Silvina Dezorzi / La Capital

Hablar con el director de la Real Academia Española puede ser inhibidor. Pero apenas se cruza una palabra con Víctor García de la Concha los temores desaparecen. En diálogo con La Capital, el académico se mostró del mejor humor, dispuesto hasta a bromear sobre su nombre nada menos que en este país y desplegó la brillante seducción de la que sólo es capaz quien disfruta de charlar sobre la lengua porque se enorgullece de ella. A su edad, dice, ya nada lo horroriza, pero admite sentir "pena por el empobrecimiento de uso de una lengua tan formidable" y afirma que "sin capacidad lingüística no hay ciudadanía posible", una advertencia para atender. Sin embargo, esa pasión por las palabras es cualquier cosa menos acartonada. Y al proyectarse a noviembre de 2004, cuando Rosario será sede del III Congreso Internacional de la Lengua Española, afirma que la elección fue un "gran acierto". Algo más: sueña con que por esos días la ciudad "arrope" el encuentro con "actividades culturales paralelas, porque a la lengua le gusta mucho la calle". Otra opinión para agendar.

-Para empezar. ¿Usted y yo hablamos español, castellano, o es indistinto?

-Es indistinto. Justamente, acá en Rosario habrá un panel sobre eso, que se llamará "Castellano, español, idioma nacional". Castellano es uno de los romances que cuando se fragmentó la latinidad era lo que se hablaba al sur de Cantabria, al este de Castilla la Vieja, lindando con La Rioja, en el inicio de la Reconquista. Por entonces, reyes y señores feudales favorecen con fueros muy generosos a quienes van a poblar las villas. Así atraen a mucha gente -vascones, provenzales, aragoneses, mozárabes, árabes, judíos- que necesitaba una lengua para entenderse. Ellos toman como base el romance de esa zona, mal romanizado y por tanto sin dependencia de lealtad a la latinidad. Así comienza la cuña castellana, que se extiende junto a la Reconquista mientras incorpora elementos de lenguas mestizas que encuentra a su paso. Eso va evolucionando y ya en el siglo XII empieza a escribirse literatura de creación y el romance se ennoblece. Y al saltar a América, se hace ya más mestiza.

-¿Cómo la enriquece América?

-Evidentemente, el mestizaje americano, con todas las lenguas indígenas, aporta lo suyo. Por supuesto que siempre una conquista produce un efecto de desaparición de lenguas, pero a la vez eso tiene un efecto positivo: el encuentro de la cultura occidental con las culturas nativas. Y la lengua de hecho incorpora una enorme cantidad de elementos: desde entonces y hasta ahora, sin cesar.

-Se suele creer que el rol principal de la Real Academia es correctivo o, en el mejor de los casos, legalizador. ¿Es así?

-Dígalo: de policía. Efectivamente, cuando nace la Real Academia en 1713 la idea era que la lengua había llegado a su cumbre de esplendor y por tanto debía fijarla, mantenerla incólume. Pero mire usted: eso queda desmentido por su primer diccionario, que recoge todo el vocabulario de la germanía, de los pícaros que se movían en la calle del siglo XVIII. Entonces, no nacía con ese carácter represivo. Y, verá, hace unos años modificamos los estatutos y en el primer artículo, donde antes se decía "la Real Academia Española tiene por objetivo limpiar, fijar y dar esplendor", ahora dice "velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no pierda la esencial unidad".

-Entonces, si la lengua se actualiza continuamente por el habla, o por las hablas, ¿cuál es el criterio para incorporar o rechazar nuevos términos al diccionario? ¿Sólo cuantitativo?

-Al producirse la independencia de las provincias ultramarinas, la Real Academia prestó un servicio espléndido a la cultura: promover en cada república el surgimiento de una academia correspondiente, que forman ahora una gran red. Y al asumir mi cargo el rey me dijo: "América, América, América, te voy a preguntar sólo por lo que haces en América". Desde hace unos años, entonces, hubo un cambio histórico que consiste en que los tres grandes códigos en que se sustenta y expresa la unidad de la lengua -léxico, gramática y ortografía- ya no lo hace sólo la Academia Española, sino junto a todas las otras academias. Por eso, aquí presentaremos el "Diccionario panhispánico de dudas", con las 7 mil dudas más frecuentes en todo el mundo de habla española. Y consensuamos respuestas unitarias con todas las academias.

-¿Pero cómo entra una palabra en el diccionario?

-Tenemos un fichero informático de léxico con 400 millones de registros. Cada noche, un misterioso personaje al que llamamos el búho, un programa informático, repasa los diarios del mundo hispanohablante y a la mañana siguiente pone sobre al mesa una lista de palabras que aparecen en los periódicos y no en el diccionario. Entonces, su pregunta es clave: depende de cuántos lo hablen, pero también de si es una palabra que se pone de moda y a los dos años ya no la dice nadie. Requerimos cierta antigüedad: si después de seis años aparece aquí y allá, en una novela, pues entonces decimos "esta ya es una palabra que ha adquirido carta de naturaleza en la cocina de la madre". Aun cuando sea sólo argentina.

-¿A qué desafíos enfrenta Internet a la lengua española?

-Bueno, son primas hermanas. Internet es una gran oportunidad de comunicación instantánea. Pero al fondo de su pregunta está la terminología en Internet, que es inglesa. ¿Y qué es el fútbol en este país? ¿Usted la siente como una palabra inglesa? Eso es porque la lengua la hizo suya. Recuerdo anuncios de mi juventud, cuando se escribía "foot-ball". La lengua va evolucionando y hay términos informáticos que también se incorporan. Por eso asumimos una actitud muy combativa respecto de los extranjerismos. Porque el castellano también ha vivido de préstamos continuos, de arabismos: la palabra aceite... Y es bueno, pero hombre, nadie pide plata al banco si tiene dinero, por eso distinguimos los extranjerismos necesarios, los que no tienen equivalentes en español, de los innecesarios. Si se quiere decir jeans y no vaqueros, por lo menos que se escriba "yins" o "yines", no "jeans".

-¿Hay algo que lo horrorice del uso de la lengua?

-No, ya es uno demasiado mayor para escandalizarse de algo, pero me da pena el empobrecimiento de uso de una lengua tan formidable como el español. La lengua es lo que nos hace. Una mayor capacidad lingüística en una persona supone que piensa mejor, comprende mejor, percibe sensorialmente mejor, afina su sensibilidad mejor. Y que esa persona es más libre: más lengua, más libertad. Sin capacidad lingüística no hay ciudadanía posible.

-¿Qué imagen se lleva de Rosario como futura sede del congreso de la lengua?

-La mejor. De una ciudad enormemente... ¡pero no sé si puedo decir la palabra que iba a decir! Le iba a decir acogedora...

-Puede, puede. Mientras tenga la "a"...

-Bueno, pues es muy acogedora y creo que este va ser un gran congreso. A la Academia le da un enorme placer haber elegido Rosario. Fue un gran acierto. Este centro (por el Parque España) es perfecto para las actividades y pienso que será una brillante oportunidad para la ciudad. Ojalá se organicen actividades culturales paralelas, que a última hora arropen el congreso. Y que estén en la calle. Porque a la lengua le gusta mucho la calle.

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De la Concha explica el sentido de la RAE.

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