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 jueves, 18 de septiembre de 2003

Charlas en el Café del Bajo

-Ernesto Pangia, a quien conozco, es una buena persona y un buen juez de cámaras del fuero penal de Rosario. Néstor Vico Gimena es un respetado y reconocido abogado de la ciudad de Rosario que fue, hace años, un intachable juez de Instrucción. La historia es por todos conocida: a sus dos hijos los molieron a palos, primero unos patovicas y después agentes de la policía provincial. Lo que ha dicho la esposa de Pangia, Luisa Beduino, nos convoca para una profunda y seria reflexión: "Si a nosotros nos pasa esto ¿qué le sucederá a la población en general?". Y nosotros, ciudadanos comunes, nos formulamos la misma pregunta pero un poco más ampliada: si los delincuentes secuestran a un camarista para robarle (como sucedió días atrás con un camarista del fuero civil de Rosario) y la policía toma a dos adolescentes hijos de reconocidos hombres del derecho y les da una fenomenal paliza sin que nada lo justifique: ¿qué debemos aguardar?

-Ahora Candi, permítame que diga esto: hay policías que son verdaderos monstruos (no digo animales porque ofendo a estas maravillosas criaturas), pero además de monstruos, imbéciles. Porque usted puede ser un monstruo airado, pero si se entera que acaba de detener al hijo de un camarista o de un abogado no puede ser tan idiota de no adoptar ciertas precauciones.

-Pero parece que la imbecilidad no tiene límites porque después, para zafar, inventaron la grotesca historia de la borrachera y de "chapear" con los apellidos ilustres. Bueno, pero retornando a las palabras de la mamá de Ariel Pangia creo que la reflexión de la mujer marca muy claramente cuál es la situación de zozobra en la que vivimos todos. Mis hijos, jóvenes también, suelen salir los fines de semana y me dicen amablemente y con una sonrisa "cargoso", "pesado", porque antes de trasponer la puerta les doy mil y una recomendaciones y no me quedo tranquilo hasta que regresan. Creo que esto les sucederá a muchos padres cuyos hijos cuando salen quedan en manos de Dios o del destino, como se prefiera. Y en manos de Dios porque si no están a merced de un delincuente que los hiere para robarle una campera, son víctimas de las palizas que puede propinarle un grupo de muchachotes o bien tienen la probable opción, como en este caso, de la golpiza por parte de la propia autoridad. ¿No es tremendo y angustiante?

-Bueno, pero note usted, Candi, como se produce aquello que días atrás nosotros decíamos: que nadie está a salvo, nadie es feliz, nadie se desarrolla libremente y en paz como ser humano en una sociedad que no está justamente conformada. Hoy se trata de una cuestión de seguridad que afecta a los hijos de dos hombres influyentes que vieron vulnerados sus derechos, pero mañana podría tratarse de otros derechos vulnerados: el derecho a alimentarse, el derecho al cobijo, a la salud, a pensar libremente sin ser censurado ni encarcelado, el derecho al trabajo, en fin, tantos derechos.

-Por eso la frase de la señora Beduino debe ser reflexionada, medida en toda su magnitud: "Si nos pasa esto a nosotros que somos conocedores del derecho ¿qué no le ocurrirá a la ciudadanía?". Y aquí vuelvo sobre la responsabilidad que tienen los gobernantes sobre la integridad no sólo física, sino psíquica de un pueblo. Un gobernante puede hacer que un ciudadano esté dichoso o bien que pase buena parte de esta vida angustiado y en lograr esto último los gobernantes argentinos son expertos. Por eso no me voy a cansar de afirmar que las tremendas consecuencias de una sociedad devastada moral y económicamente más tarde o más temprano las pagamos todos, sin distinción de posiciones sociales, influencias, credos, color de piel o poder.

-Ahora, ya que hace tantos años, tantos, que en la provincia de Santa Fe no hay política en materia policial (¿todavía sigue siendo la policía fuente de trabajo para los punteros políticos? ¿Todavía siguen ingresando como agentes personas a las que no se le realiza ni un examen psicológico?), ya que no hay políticas, digo: ¿les costará mucho a los oficiales en jefe reunir a la tropa dos veces por semana y dar precisas instrucciones de cómo se debe actuar so pena de ir a parar a Gato Colorado si no obedecen? Me parece que hay un poco de desidia también en la conducción por parte de cierta oficialidad ¿o no?

Candi II

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