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 jueves, 18 de septiembre de 2003

Involucran a Lyndon Johnson en el asesinato de Kennedy en 1963
Barr McClellan, el padre del vocero de Bush, editará un libro con la supuesta conspiración del vicepresidente

Washington. - Barr McClellan, el padre del portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, publicará un libro en el que afirma que el ex presidente demócrata Lyndon Johnson estuvo involucrado en el asesinato de su predecesor John F. Kennedy en 1963, lo cual preocupa fuertemente a la Casa Blanca. "No tengo ningún comentario que hacer, gracias", contestó con frialdad Scott McClellan recientemente interrogado sobre el libro de su padre.

Lyndon B. Johnson era el vicepresidente de John F. Kennedy cuando éste fue asesinado en Dallas (Texas) en noviembre de 1963 y accedió así a la presidencia. Fue reelegido en las elecciones de un año después, en 1964. Barr McClellan afirmó que el abogado personal de Johnson habría organizado el atentado a petición de este último ya que Kennedy consideraba la posibilidad de cambiar de vicepresidente para las elecciones de 1964. Barr McClellan trabajó mucho tiempo en el gabinete de este abogado antes de pelearse con él.

La importancia de la familia McClellan en la política estadounidense no se limita al papel, muy visible, de Scott, de 35 años y portavoz del presidente republicano George W. Bush. Su hermano, Mark McClellan, de 40 años, dirige la "Food and Drug Administration" (FDA), la agencia estadounidense que se encarga de las reglas sanitarias y farmacológicas. Su madre, Carole Keeton Strayhorn, de 63 años, es inspectora general de Texas, estado del que era anteriormente gobernador George W. Bush. Barr McClellan, de 63 años, divorciado de Carole Keeton Strayhorn desde hace varios años, que permaneció hasta ahora en la sombra, parece decidido a convertirse también en una figura pública. Su libro, que debería publicarse el 30 de septiembre, se titula "Sangre, dinero y poder: cómo LBJ mató a JFK".


Un día trágico
El viernes 22 de noviembre de 1963, el presidente John F. Kennedy y su esposa Jacqueline viajaban a bordo de una limosina abierta por el centro de la ciudad de Dallas. Kennedy había llegado a Texas para preparar la campaña electoral de 1964 y fue recibido con gran entusiasmo. Pero cuando la comitiva motorizada ingresó a la plaza Dealy, se escucharon tiros de arma de fuego. Una bala penetró por el cuello de Kennedy, lo que provocó que se inclinara hacia delante y se llevara las manos al cuello. Segundos después, otra bala perforó su cabeza. La comitiva salió a toda velocidad hacia el hospital Parkland (el más cercano) pero los médicos declararon que el presidente ya había muerto cuando llegó.

El asesinato conmocionó a toda la nación, que había llegado a considerarse como un brillante ejemplo de democracia no violenta. En todo el país, la gente vio la noticia de la tragedia por televisión: Vieron los informes de que un hombre de 24 años de edad, llamado Lee Harvey Oswald había sido arrestado y acusado como responsable de los disparos; vieron al avión presidencial volver a Washington con el cuerpo de Kennedy, y a su esposa viuda descender por la escalerilla del avión; también escucharon a Lyndon B. Johnson, que acababa de tomar protesta como presidente, pidiendo su apoyo.

Dos días después Jack Ruby, dueño de un club nocturno, salió inesperadamente de las sombras en una estación de policía de Dallas y mató de un tiro a Oswald. Este asesinato y lo que le siguió provocó sospechas de inmediato. ¿Acaso Oswald era un agente de la Unión Soviética? ¿Era un chivo expiatorio como él alegaba?

Años después, una comisión presidencial encabezada por el presidente de la Corte Suprema, Earl Warren, dictaminó que no hubo conspiración, que Oswald había actuado solo. Sin embargo, las dudas persistirían durante el resto del siglo, al igual que la conmoción que provocó el asesinato mismo.

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Johnson y Kennedy en la Casa Blanca.

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