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 lunes, 01 de septiembre de 2003

Entrevista. Calificó de "vulgar" la denuncia de Binner
María Eugenia Bielsa: "Obeid interpretó la necesidad de renovar la política santafesina"
La candidata a vicegobernadora cree en el triunfo del PJ y apuesta a una profunda reforma en la provincia

Mauricio Maronna / La Capital

"Por suerte hace más de 30 días que nadie me pregunta si Crespo o Batistuta pueden jugar juntos", se ríe María Eugenia Bielsa. La candidata a vicegobernadora por el sublema que encabeza Jorge Obeid comparte con el director técnico de la selección nacional y con el canciller un apellido que lejos está de pasar inadvertido. "Nadie es conocido hasta el día después de serlo", dice la mujer, quien construye su arquitectura dialéctica con la misma obsesión que sus hermanos.

En una entrevista con La Capital, Bielsa confía en la victoria de su fórmula, reivindica la gestión del presidente Néstor Kirchner y califica de "mezquinas y vulgares" las acusaciones de Hermes Binner sobre un fraude electoral en la provincia. Tiene un discurso progre pero toma distancia de la palabra progresista, una especie de paraguas gigante que sirve para tapar demasiados elementos de la realidad. "Cada momento es un reverdecer", apunta a la hora de establecer como prioridad la recomposición del vínculo roto entre gobernantes y representados.

-¿Cuál es su percepción sobre el resultado electoral del domingo próximo?

-No quiero hablar de sensación porque allí aparece entremezclada la razón con la emoción, y no resulta muy objetiva. Prefiero hablar de datos, y en ese aspecto estoy convencida de que el justicialismo va a ganar. Manejamos encuestas, y todas, desde las más optimistas a las menos optimistas, dan ganadora a nuestra fórmula: desde cuatro puntos a diez de diferencia por sobre el lema del Partido Socialista. En términos objetivos, creo que ganaremos las elecciones. Creo que hemos hecho una campaña nueva, recorriendo departamentos, recibiendo propuestas de la gente y haciendo conocer nuestro proyecto. Estamos seguros de que el domingo ganaremos.

-Existe superabundancia de candidatos pero, paradójicamente, pocos tienen que ver con una nueva forma de hacer política. ¿Se considera una de las pocas excepciones a la regla?

-No me gusta estigmatizarme, que me digan "la distinta", "la nueva". En realidad, creo que hay una situación importante para que los ciudadanos analicen: me parece que aquellos partidos llamados progresistas (y yo uso poco la palabra progresista, que es como un paraguas que cubre demasiadas cosas) que adherían al "que se vayan todos" llevan en sus listas a los mismos dirigentes de siempre, aunque varíe el orden en el que aparecen. Incluso, algunas agrupaciones que decían tener vocación en construir conjuntamente no pudieron hacerlo, como es el caso de la sociedad del ARI y el socialismo. Eso se frustró por una mezquindad imperdonable del socialismo, en el sentido de poder contener a las fuerzas del progresismo. Es la misma actitud que tuvieron cuando se mostraron prescindentes en los comicios del 27 de abril y optaron por un candidato propio en vez de dar una batalla seria y posible contra el neoliberalismo que encarnaban (Carlos) Menem y (Ricardo) López Murphy.

-¿Y cómo justifica su aparición en las grandes ligas de la política santafesina?

-Quiero remarcar que Obeid fue el único que interpretó que había una necesidad de renovación en la política, aceptó a una independiente en el marco de un partido monolítico, y sin que le haya sido fácil. Obeid compartió este proyecto para demostrar que esto no es una fórmula (al fin, una alquimia entre dos componentes que como se unen, se desunen) sino un equipo de trabajo. Es el único dirigente que interpretó eso.

-A usted que estuvo en el socialismo, ¿le sorprende la actitud de Binner al denunciar un fraude?

-Nunca estuve afiliada al PSP, fui convocada para trabajar en el gobierno de Héctor Cavallero cuando el socialismo estaba unificado. No soy una socialista conversa. Ni me afilié al socialismo ni ahora lo hice al peronismo. Lo de Binner me parece inconducente e improcedente, no le hace bien al proceso electoral. Las acusaciones del intendente, además de ser vulgares, resultan mezquinas.

-¿Qué rol imagina cumplir como presidenta del Senado?

-No me imagino siendo parte de ese cuerpo para limitarme a llamar a sesión o ceder la palabra. Me imagino presidiendo el Senado desde una actitud de liderazgo y de cohesión. La ejemplaridad se derrama sobre las partes más lastimadas o degradadas de la sociedad. Hay muchos senadores valiosos, y con ellos formaremos un grupo de trabajo ejemplar para purificar eso que los ciudadanos reclaman de los cuerpos legislativos.

-¿Será el tiempo de la reforma política?

-Es el tiempo de la reforma política, sin ninguna duda. El cambio del sistema de ley de lemas, la composición de los cuerpos legislativos, la elección cada dos años de los presidentes de comuna y todo aquello que tiene que ver con la reelección son temas instalados, forman parte de la agenda de la sociedad. Cuando fue gobernador, Obeid habló del tema de la reelección, pero se mantuvo al margen de ser beneficiado por esa reforma, y una posición equivalente va a tomar ahora.

-¿Será esta la última elección con ley de lemas?

-Estoy segura de que sí. Desde lo personal no me gusta el sistema pero entiendo a quienes tienen más experiencia que yo en la vida política y sostienen que mejoró las formas de selección de candidatos que existían antes del 91. Las leyes no mejoran necesariamente las cosas, eso es patrimonio de las depuraciones en los partidos y de designar a los mejores en los mejores lugares.

-Los independientes constituyen una franja clave del electorado. ¿Por qué deberían votarla?

-Cada momento es un reverdecer. La sociedad pide la transformación y tiene vocación de ser protagonista. Desde el Estado nacional hay cosas que me parecen interesantes, y no pondría como único factótum al presidente (ya cometimos varias veces el error de depositar en una figura la esperanza de un pueblo). Escuché hablar demasiadas veces del éxito económico como única llave para el bienestar, del FMI, de las grandes corporaciones, de la pizza con champán... Esas cosas marcaron la moral de los argentinos, pero ahora escucho que se habla de valores y veo a un presidente que quiere instalar la memoria y la justicia. Tengo en claro que si eso no se convierte rápidamente en bienestar para la sociedad, esta suerte de romance (porque no es siquiera un enamoramiento) se romperá. En la Argentina de los últimos años me sentí muy mal porque parecía que el que tenía valores morales no era exitoso, el exitoso era aquel que tenía dinero.

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Bielsa, otro voto en contra de la ley de lemas.

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