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 lunes, 01 de septiembre de 2003

Otro submarino nuclear le explota en la cara a Putin

Friedemann Kohler

Moscú. - El presidente ruso, Vladimir Putin, había pensado alardear este fin de semana de sus fuerzas navales. Tenía pensado invitar al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, al crucero Moskwa, anclado ante la costa de Cerdeña. Pero antes de que llegaran al barco adornado con banderas, la realidad de la Marina rusa le estalló en la cara a Putin: nueve marinos murieron durante el remolque de un submarino atómico listo para el desguace.

Resurgía así el fantasma del submarino nuclear Kursk, que se hundió hace tres años, también en agosto y también en el Mar de Barents. La catástrofe, que costó la vida a 118 marinos, fue la hora más amarga de la presidencia de Putin.El hundimiento del vetusto K-159 le demuestra a Putin y a su ministro de Defensa, Sergei Ivanov, que la situación en las fuerzas armadas no ha cambiado pese a todas las reformas anunciadas. Las fuerzas armadas sufren una falta aguda de financiación, y tienen que emplear un material muy viejo. "El mar no perdona ningún error", comentó Putin y anunció una investigación. Ivanov, quien ayer inspeccionó el lugar del siniestro, acusó a sus oficiales de Marina de negligencia. "No hay duda de que ha habido elementos de imprudencia, la típica esperanza rusa de que las cosas funcionarán de algún modo", dijo.

También en el caso del Kursk se cometieron negligencias. El submarino nuclear fue enviado a realizar una maniobra por una cuestión de prestigio pese a que uno de los torpedos a bordo era defectuoso. La explosión de este artefacto provocó la catástrofe.

En el caso del K-159, los encargados del remolque de este submarino ya no apto para la navegación recibieron la orden de hacerse a la mar pese a que no estaba claro si iba a hacer buen tiempo durante los tres días de ruta. Una tormenta lo hundió. Veteranos capitanes de submarino sacudieron la cabeza incrédulos al oír que a bordo del navío había diez hombres. Sólo uno de ellos sobrevivió al hundimiento. Durante el remolque "no debería haber habido ninguna persona a bordo", dijo el almirante retirado Eduard Baltin.

Al igual que con el Kursk, también en esta ocasión se produjeron fallos en la operación de rescate de la Flota del Norte. Aviones de búsqueda descubrieron en la zona primero a otro submarino que también estaba siendo remolcado y se volvieron. Según fuentes de la Marina, entre la orden de abandonar el submarino que se estaba hundiendo y su hundimiento efectivo pasaron 40 minutos. ¿Por qué entonces sólo se salvó un hombre?

El transporte del K-159, de 40 años de antigüedad, no será sin embargo el último, ya que a lo largo de toda la costa de la península de Kola hay todavía 71 submarinos nucleares anticuados que deben ser desguazados. Para ello hay que llevarlos hasta el otro lado del Mar Blanco. (DPA)

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