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 lunes, 01 de septiembre de 2003

Agotó localidades en el teatro El Círculo
Vicentico, un músico fabuloso que es capaz de sacar ritmo de su sangre latina
El autor de "Cuando te vi" presentó su primer disco solista en un show con mucha potencia murguera

Pedro Squillaci / La Capital

Tiene la pinta de un linyera. Panzón, con un camperón gastado, pelo sin brillo y revuelto, un faso en la boca, y hasta un bastón. Pero cuando canta, Vicentico es un embajador de la música latina, con aire murguero, y ese aroma a calles de Buenos Aires y tablados de Montevideo. El fabuloso cadillac presentó el viernes pasado su primer disco solista en teatro El Círculo, con localidades agotadas, y demostró que quiere marcar un nuevo camino en la ruta del rock argento. Un sendero en el que quedó muy atrás el ska ultrarápido de los 80 y los flirteos experimentales de rock sinfónico de fines de los 90. Esto es identidad latinoamericana, parche, ritmo y, por sobre todo, bellas canciones.

"Tengo una estrella por seguir", entonaba Vicentico, con esa voz desflecada que parecía quedarse en mitad del tema. La canción, que hizo poner de pie a todo el teatro, fue "Vamos", una pintura social y optimista de su brillante CD. La frase sonó a declaración de principios.

El líder de los Cadillacs (¿habrá que decir ex Cadillacs?) había arrancado con "Se despierta la ciudad", potente, con nueve leones tocando a full (ver aparte).

Vicentico toma el escenario como un lugar más. Por eso escapa a las convenciones del saludo inicial (dijo "hola" antes del sexto tema), de las presentaciones a sus músicos (de hecho, no los presentó), y hasta del mentado respeto por el público (en varias oportunidades puteó a los presentes).

Pero Vicentico evidentemente es otro cuando está en su intimidad, como Gabriel Fernández Capello, y se sienta a componer. Ahí le salen perlas románticas y dolorosas como "Culpable", visiones filosóficas de la vida como "Todo está inundado", y enfoques de una realidad argentina asfixiante, reflejada en "Canción de cuna".

Quizá ese vuelo creativo le choque al espectador desprevenido, ese que conoce a Vicentico porque bailó "Yo te avisé" en una disco hace 15 años. Este hombre, aparentemente desaliñado, es un músico maduro, que sabe lo que quiere como artista y privilegia ese rumbo por sobre cualquier glamour.

El compromiso con su nuevo camino es tan grande que interpretó en escena los 12 temas de su disco, algo no muy habitual en los shows. Claro, también regaló algunas bellezas de los Fabulosos, que no podían faltar. "Saco Azul" y un extenso "Desapariciones" sirvieron para meter en clima a los fanáticos de los Cadillacs, que desplegaron los trapos con prudencia, sin pedir a gritos la vuelta del grupo. Pero en "Condenaditos", Vicentico cerró el show con un juego de luces apabullante y un gesto para sus viejos compañeros de ruta: "Son todos tus amigos, todos tus recuerdos olvidados".

El bis llegó con "Vasos vacíos" y "Carnaval toda la vida", pero en versiones más tranqui, cadenciosas, rítmicas y más maduras. Fiel a este nuevo Vicentico.

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Metido de lleno en las canciones de raíz latina.

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