Año CXXXVI Nº 49882
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 martes, 24 de junio de 2003

Editorial
Tareas pendientes

La preocupación del municipio por achicar la brecha de desigualdades en la ciudad es algo que pocos pueden poner en dudas. Quedó demostrado año tras año, entre otras cosas, en su voluntad por ir construyendo un presupuesto que se ajuste a los principales demandas de la ciudadanía, pese al tremendo impacto que ocasionara la profunda crisis desatada a fines del 2001. Ahora que la situación ha comenzado a normalizarse, empiezan a tomar dimensión aspectos que quedaron pendientes y que es necesario volver a atender. Entre ellos, las obras de infraestructura que permitan a las personas discapacitadas desplazarse por todos los ámbitos públicos sin grandes dificultades.

Precisamente, en la edición de ayer, la Asociación Mutual Familiares y Amigos del Discapacitado e Incapacitado (Amufadi) planteó la necesidad de que se instalen rampas en parques y paseos, habida cuenta de que en la plaza 25 de Mayo sólo existe una y no se construyó adecuadamente; en lugar de estar en la ochava se halla a mitad de calle Córdoba, lo que exige a una persona con silla de ruedas transitar por la calzada unos 40 metros. En rigor, la ordenanza 6.094 obliga a incluir la ejecución de rampas en todas las ochavas en las obras programadas de refacción, reparación o nueva ejecución de veredas, cintas peatonales o reformas generales en los parques, paseos y plazas. Y, según un relevamiento realizado por miembros de Amufadi, sólo hay dos rampas donde pueden acceder los niños con dificultades para desplazarse: el Jardín de Niños y el Polideportivo Deliot.

Vale destacar que el municipio ha registrado el reclamo y reaccionado rápidamente; en la mañana de ayer ya se vieron cuadrillas en algunos parques trabajando en la construcción de rampas. No obstante, el tema debe ser de una preocupación constante, porque tanto la infraestuctura edilicia de la ciudad como la del transporte resultan discriminatorios con los discapacitados. Para cualquier ciudadano con dificultades motrices -que debe utilizar sillas de ruedas- salir de su casa para tomar un micro, un taxi o un remís puede convertirse en una verdadera odisea. Padece una carrera de obstáculos que va desde el estado de las veredas, pasando por los colectivos sin rampa de acceso, hasta los taxis o remises en cuyo baúl no cabe la silla por la instalación de gas.

En la medida en que el Estado mejore las condiciones, sea aplicando las leyes y ordenanzas o formando conciencia en la ciudadanía, se estará achicando la brecha discriminatoria y otorgando igualdad de oportunidades para todos.

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