Año CXXXVI Nº 49882
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 martes, 24 de junio de 2003

La verdad sobre las cosas

Hay algunas ideas fundamentales que se están deformando en la sociedad. Hay quienes son amigos de la mentira solapada; pretenden hacernos creer que somos nosotros los que estamos en ridículo y en el error y quieren que nos creamos una especie de dinosaurios. Atentan contra la familia que es la base de la sociedad, el bien y la paz. Nosotros -los que tenemos gracias a Dios una familia bien constituida, con un padre (bien varón), una madre (bien mujer), niños (comunes y normales en su manera de pertenecer a esa familia), hijos de quienes se han casado "como Dios manda", por el civil y por la iglesia; los que tenemos o hemos tenido abuelos, abuelas, también casados y normales- ¿estamos en ridículo?, ¿somos anormales? ¡No, no! Son ellos los raros. Ahora que no se sabe de qué sexo son los "seres" debo repetir que entiendo como médica que puedan darse casos de excepción por trastornos cromosómicos o mentales, pero son casos aislados y que ameritan un tratamiento adecuado. Por eso digo no, mil veces no, nosotros no somos los raros. ¿Está fuera de moda el matrimonio? Eso parece. Pero habría que recordar que el matrimonio es una sociedad constituida por un varón y una mujer con carácter perdurable, que crea una íntima unión entre ambos, a punto tal que el mismo Cristo ha dicho que serán tan íntimos como una sola carne. Para eso Dios los creó varón y mujer y les dio el don de la procreación natural, sin métodos artificiales. Si a esto se responde que hay parejas que no pueden tener hijos por métodos naturales se debe recordar que hay muchos más niños necesitados de hogar, si sumamos los que se matan por el aborto o los abandonados. Se están dictando leyes y se pretende dictar otras peores que hacen aparecer como arcaico todo lo que digo en esta carta, pero se impone una campaña de "nosotros los de siempre", hombres y mujeres corrientes para repetir estas verdades y no aceptar el retorcimiento de los criterios morales.

Cristina Demaría



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