Año CXXXVI
 Nº 49.741
Rosario,
domingo  02 de
febrero de 2003
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Se aproxima un nuevo shock petrolero
Cuando suene el primer disparo en el Eufrates el ya alto precio del barril dará un salto imprevisible

Eckart Gienke

Hamburgo. - La amenaza de una guerra en Irak mantiene hace meses la tensión en el mercado internacional de petróleo, y ya llevó el precio del barril de crudo hasta los 30 dólares. Los mercados estiman que entre 5 y 8 dólares de la cotización, a veces hasta 10, corresponden a una "prima de riesgo": el peligro de una guerra impulsa los precios y ya ha costado miles de millones de dólares a Occidente, y a cualquier otro consumidor de crudo.
"El daño es bastante grave"", admite el experto en petróleo del Archivo Económico Mundial de Hamburgo Klaus Matthies. El precio del crudo está más condicionado por la psicología que por la realidad de la oferta y la demanda. En vista de la débil coyuntura internacional, y teniendo en cuenta que el abastecimiento es actualmente más que suficiente para cubrir la demanda, un barril (159 litros) de crudo no debería ubicarse por encima de los 20 dólares.
Pero cuando se oiga el primer disparo en el Eufrates, la cotización continuará su carrera ascendente. "Todo dependerá de si la guerra es corta y (geográficamente) limitada, o si se extiende y dura más de lo esperado", asegura Rainer Wiek, del Servicio de Información de Energía de Hamburgo. El ex ministro saudita de Petróleo, Ahmed Saki al Jamani, ha pronosticado, en el peor de los escenarios, un precio de 100 dólares por barril.
Sin embargo, la contribución de Irak al abastecimiento internacional de crudo es bastante modesta. Saddam Hussein domina cerca del 10 por ciento de las reservas mundiales del mineral, de fácil acceso y buena calidad. Pero la obsoleta y maltrecha infraestructura limita la capacidad de extracción y venta de Irak: la producción del año pasado fue de sólo 100 millones de barriles diarios, un 3 por ciento de la oferta internacional.
"Si la extracción iraquí se interrumpe por un tiempo, la Opep (Organización de Países Exportadores de Petróleo) podría compensarlo", afirma Matthies. Esto sería incluso posible si lo pozos de Venezuela no vuelven a funcionar normalmente hasta el comienzo de un conflicto en el Golfo.
La situación se volvería crítica, sin embargo, en el caso de que los vecinos de Irak, sobre todo Irán y Arabia Saudita, tengan problemas para enviar el mineral al mercado internacional. "Entonces habría escasez en la oferta mundial y los países industrializados deberían recurrir a sus propias reservas", señala Matthies. "Esta situación no se ha producido nunca", apunta.

El petróleo no es causa de la guerra
Los especialistas de la industria petrolera dudan de que el gobierno estadounidense quiera llevar la guerra al Golfo a causa de las ricas reservas iraquíes. "Naturalmente, para los estadounidenses sería interesante tener un socio petrolero confiable en Irak", indica Wiek, pero "sería temerario adoptar ese principio como razón de guerra". Matthies ve las cosas de manera similar: "En cualquier caso, el petróleo fluye y cualquiera puede comprarlo".
La experiencia de la primera Guerra del Golfo (1991) ha demostrado, según Karl-Heinz Schult-Bornemann, de Exxon Mobil, que los mercados pueden reaccionar al revés de lo que el sentido común indica. Hace 12 años, "el inicio de la guerra redujo los precios a la mitad en 24 horas, porque terminó con la incertidumbre".
Pero hasta que George W. Bush decida lanzar el ataque o retirar sus tropas, el mundo deberá convivir con precios altos de petróleo, con todas sus consecuencias negativas para el crecimiento y el empleo. (DPA)


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