Año CXXXV
 Nº 49.553
Rosario,
domingo  28 de
julio de 2002
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Obispos desde Canterbury al norte argentino

Que la Iglesia Anglicana provenga de un asunto de alcoba como fue el metejón de Enrique VIII de Inglaterra con Ana Bolena es, cuanto menos, una simplificación de bachillerato.
La evidencia histórica más antigua de una iglesia cristiana en Inglaterra data del siglo III, aunque lo más probable es que las primeras comunidades cristianas se establecieran antes.
La disciplina y los ritos cristianos primitivos se afianzaron en Inglaterra con la tarea de misioneros y monjes celtas y galos, hasta la llegada de Agustín de Canterbury y de su grupo de misioneros desde Roma en el 597.
Después de la conquista normanda (1066), la influencia continental en Inglaterra hizo que se estrechara la unión con los papas de Roma. Durante la Edad Media, muchas veces los reyes ingleses pretendieron limitar el poder de la iglesia romana y exigieron su independencia del derecho canónico, sin éxito hasta el cisma que encabezó Enrique VIII.
Las acciones del Parlamento inglés marcaron, entre 1529 y 1536, el inicio de la Iglesia Anglicana como iglesia nacional británica, independiente de la jurisdicción papal. Enrique VIII quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón, el papa Clemente VII se lo negó y ese conflicto indujo al Parlamento inglés a rechazar todo poder y toda jurisdicción papal sobre la Iglesia de Inglaterra.
Más allá de sus amoríos, el rey, con antecedentes fundados y abrumador respaldo popular, reafirmó el antiguo derecho de los príncipes cristianos a ejercer la supremacía sobre los asuntos de la iglesia que estaba dentro de sus dominios.

La religión del Estado británico
Con marchas y contramarchas, la anglicana se convirtió en religión del Estado británico y los reyes ingleses fueron y son jefes políticos de esa comunidad, aunque sólo dentro de sus fronteras. El arzobispo de Canterbury es el patriarca de los anglicanos.
Los anglicanos de la Argentina responden a dos sedes episcopales: la de Buenos Aires suma algo más de dos mil fieles y abarca a las iglesias de todo el país con excepción de las provincias del Noroeste, cuyo obispado está en la ciudad de Salta y cubre esa provincia, Tucumán, Jujuy y Formosa, territorio donde convoca a una amplia feligresía que integran muchos indios wichí, encabezados por su obispo aborigen Mario Mariño.
Los anglicanos han manifestado, sobre todo en el siglo XX, su fuerte compromiso con la resolución madura de los conflictos humanos: desde 1930 abogan por la libre planificación familiar, no estimulan el divorcio ni el aborto pero sí los aceptan como decisiones de las personas involucradas, mantienen fuertes campañas contra el sida y otras enfermedades sociales, han sorteado fronteras de género y de sexo en las funciones diaconales y pastorales de su iglesia, ejercen la autocrítica pública y abogan por la democracia, la paz y la justicia.


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