Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
Min 12º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Los empresarios postulan crear un nuevo contrato social
Exportación, el eje de un plan de negocios para sacar al país a flote
Los cambios en el escenario internacional exigen nuevos roles para el Estado y los sectores privados

Alvaro Torriglia

El default no quita lo valiente. ¿Es posible imaginar una Argentina exportando más de 70 mil millones de dólares en el año 2010 con las calificadoras de riesgo crediticio poniéndole la peor nota del mundo, sin crédito y en el medio de una profunda crisis fiscal? Para los empresarios y economistas que organizaron el coloquio de Idea en Mar del Plata, es posible.
Más aún, un economista como Juan José Llach estimó que la crisis y el plan económico lanzado por el gobierno pueden convertirse en el escenario adecuado para atar los acuerdos en función de una estrategia ambiciosa: la creación de un plan de negocios argentino para el largo plazo que pueda ser presentado a la comunidad internacional como la garantía de que, con crecimiento, el Estado nacional puede pagar la deuda con un aumento sustancial de sus ventas al exterior.
Llach fue el encargado de presentar en el coloquio la ponencia que resume las ideas fuerza de este programa con el cual los empresarios buscan recrear un "nuevo contrato social". El marco que posibilita este replanteo es el nuevo escenario internacional.
Desde el presidente Fernando de la Rúa, en el discurso inaugural, pasando por personalidades como Felipe González o Samuel Huntington, hasta los empresarios de punta de distintos sectores, abonaron la idea de que el pensamiento económico a nivel internacional está cambiando, incluso de forma más acelerada luego de los atentados en Estados Unidos.
Hablar de la entrega del premio Nobel de Economía a Joseph Stiglitz, un heterodoxo, estuvo muy de moda en la minitemporada marplatense.
Llach, quien no obstante se espantó ante la posibilidad de que el mundo resuelva la crisis como en los años 30 (con un aumento del proteccionismo y el intervencionismo estatal), explicó su visión sobre estos cambios: lo fundamental, dijo, es que la intelligentzia económica que prescribía las recetas para los países en vías de desarrollo durante la década del 90, comienza a alejarse de sus postulados basados en lo que se conoció como el consenso de Washington.
"La insistencia en las llamada reformas de primera y segunda generación (privatizaciones, reformas del sistema previsional) comienzan a quedar atrás y aparecen nuevos paradigmas que, sin volver a las políticas erróneas del pasado, planteen un nuevo rol tanto para el Estado como para el sector privado", señaló.
Esto es un Estado que sea capaz de cumplir la estrategia de crecimiento consensuada, en el plano mundial (aplicando incluso herramientas heterodoxas en comercio y política internacional) y un sector privado "que cambie el concepto del lobby tradicional para canalizar sus demandas al sector político y social a través del planteo de escenarios y apuestas estratégicas".
Esta superación de los consensos básicos de la década del 90 incluyen la incorporación de nuevos modelos. A la pregunta de "¿qué país querés ser cuando seas grande?", los empresarios que piensan en estas cosas ya no dicen Estados Unidos (al menos no exclusivamente) sino que se fijan en países de desarrollo medio como Australia o España.
En la obsesión por rastrear geográficamente los modelos de estrategias de desarrollo consensuadas social y políticamente, se siguió con atención la disertación de John Schubert, presidente del Consejo Empresario de Australia, sobre el funcionamiento del Business Council en ese país; y de Subirá I Claus, ministro de Industria de Cataluña, que explicó la transición política de esa región (que exporta más que toda la Argentina), desde los pactos de La Moncloa hasta el ingreso de la Unión Europea.
La obsesión acuerdista no termina así. La búsqueda se completó con explicaciones de transiciones políticas basadas en "acuerdos históricos" como Sudáfrica y Chile.
Cualquier hijo de vecino pensaría que estas discusiones están fuera de contexto en un momento en que el país no puede llegar a fin de mes. Para Jorge Forteza, vicepresidente de la consultora Booz, Allen & Hamilton, la idea es pensarlo a revés. "¿Qué pasaría si Argentina recuperara una visión de futuro capaz de seducir a toda la sociedad?".
El consultor se mostró convencido de que se crearía un nuevo contrato social en el país, se recuperaría el rol del sector público y se movilizarían los agentes económicos, de tal manera de llegar al bicentenario con un Producto Bruto Interno (PBI) de 450 mil ó 500 mil millones de dólares y exportaciones con 60 mil millones de dólares. Estas ventas no sólo basadas en commodities sino en una amplia diversificación de la oferta. Puso como ejemplo el turismo, que como sector viene creciendo en participación en la balanza de pagos, y que, para el 2010, podría estar significando un ingreso de divisas de 6 mil millones de dólares.
Pero su entusiasmo no terminó ahí: pronosticó, siempre que se cumplan una serie de condicionamientos, que Argentina puede convertirse en exportador de productos y servicios de nueva tecnología, de servicios de reingeniería, diseño y moda e, incluso, de educación. "En Chile, México y Brasil encontraron una fuente divisas promocionando sus universidades de negocios como alternativas a las de Estados Unidos", señaló Forteza. Pronosticó, además, la duplicación de exportaciones automotrices, frutas, vinos, carnes y granos.

El debate sobre la tierra
"En mi sector no podemos hacer previsiones sobre exportaciones para el 2010 porque debido a la caída del precio de los granos, la falta de financiamiento y la devaluación de Brasil estamos casi en riesgo de extinción", disparó el empresario rosarino Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, cuando le tocó hacer sus proyecciones en el panel correspondiente al sector de bienes de capital.
(Viene de página 4)
Así, como representante de un sector que ha cumplido todas las prescripciones de la reconversión (adaptó sus productos, intentó estrategias asociativas, achicó costos, buscó nuevos mercados) pero sigue peleando por sobrevivir, puso el debate sobre la tierra. En más o en menos, los efectos de la sobrevaluación cambiaria, las altas tasas de interés, los altos costos impositivos y de servicios, aparecieron en todos los paneles.
Llach recogió el guante y admitió, por ejemplo, que "es preferible tener un cambio flotante porque la convertibilidad obliga a hacer más esfuerzos, pero en la Argentina se adoptó ese sistema porque la gente lo pidió cuando empezó a pasarse al dólar".
Más allá, explicó que las exportaciones argentinas crecieron en promedio 7,8% durante la década del 90 "lo cual demuestra que no es imposible mejorar la performance externa aún con cambio fijo". Mencionó, por caso, que las ventas externas de bienes de capital (por hablar de un sector castigado) crecieron 15% en ese período.
En cuanto a la crisis fiscal y financiera, señaló que las medidas anunciadas por el presidente Fernando de la Rúa pueden ser el punto de partida para un mejor escenario, si cuenta con el apoyo necesario. "El plan es un primer paso porque está concebido con inteligencia y, si tiene éxito, para lo cual faltan cumplir varias etapas, va a bajar el costo del capital, que hoy está en un nivel que impide competir", dijo y señaló que el acuerdo con los gobernadores puede ser también "un primer paso para sacar consensos básicos sobre una estrategia de crecimiento". En ese sentido, señaló que "uno de los principales factores que inciden en el riesgo país es la relación entre deuda y exportaciones, con lo cual mejorando las ventas externas podemos operar sobre esa tasa, a la vez de mejorar la relación fiscal y Nación y provincias porque las exportaciones tienen fuerte incidencia en el desarrollo regional".


Crecimiento vía exportaciones
"En mi sector no podemos hacer previsiones sobre exportaciones para el 2010 porque debido a la caída del precio de los granos, la falta de financiamiento y la devaluación de Brasil estamos casi en riesgo de extinción", disparó el empresario rosarino Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, cuando le tocó hacer sus proyecciones en el panel correspondiente al sector de bienes de capital.
(Viene de página 4) \Así, como representante de un sector que ha cumplido todas las prescripciones de la reconversión (adaptó sus productos, intentó estrategias asociativas, achicó costos, buscó nuevos mercados) pero sigue peleando por sobrevivir, puso el debate sobre la tierra. En más o en menos, los efectos de la sobrevaluación cambiaria, las altas tasas de interés, los altos costos impositivos y de servicios, aparecieron en todos los paneles.
Llach recogió el guante y admitió, por ejemplo, que "es preferible tener un cambio flotante porque la convertibilidad obliga a hacer más esfuerzos, pero en la Argentina se adoptó ese sistema porque la gente lo pidió cuando empezó a pasarse al dólar".
Más allá, explicó que las exportaciones argentinas crecieron en promedio 7,8% durante la década del 90 "lo cual demuestra que no es imposible mejorar la performance externa aún con cambio fijo". Mencionó, por caso, que las ventas externas de bienes de capital (por hablar de un sector castigado) crecieron 15% en ese período.
En cuanto a la crisis fiscal y financiera, señaló que las medidas anunciadas por el presidente Fernando de la Rúa pueden ser el punto de partida para un mejor escenario, si cuenta con el apoyo necesario. "El plan es un primer paso porque está concebido con inteligencia y, si tiene éxito, para lo cual faltan cumplir varias etapas, va a bajar el costo del capital, que hoy está en un nivel que impide competir", dijo y señaló que el acuerdo con los gobernadores puede ser también "un primer paso para sacar consensos básicos sobre una estrategia de crecimiento". En ese sentido, señaló que "uno de los principales factores que inciden en el riesgo país es la relación entre deuda y exportaciones, con lo cual mejorando las ventas externas podemos operar sobre esa tasa, a la vez de mejorar la relación fiscal y Nación y provincias porque las exportaciones tienen fuerte incidencia en el desarrollo regional".
\



Llach, López Murphy, Oscar Castro y Ricardo Arriazu.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Argentina, al fondo de la agenda de EEUU
Diario La Capital todos los derechos reservados