Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
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Mercados
Los bonos, un camino al pasado en la manera de hacer negocios
La emisión de Lecop, una forma espuria de dinero, irá en desmedro del mercado interno

Salvador Di Stefano

El acuerdo con los gobernadores era central para llegar a consensuar una política económica a futuro con los organismos financieros internacionales. Sin embargo, las diferencias se acrecentaron, y el presidente Fernando de la Rúa llegó a Estados Unidos con las manos vacías.
Resulta central que el Tesoro de Estados Unidos apoye la reestructuración de la deuda argentina y se acelere el desembolso de fondos al país (el gobierno espera conseguir 4.200 millones de dólares) para cumplir con los compromisos de la deuda externa. La visión del FMI y las calificadoras de riesgo no es la mejor para el país. Ya lo dan muerto y han vendido la piel del oso antes de cazarlo. La Argentina llegó a los niveles más bajos de calificación y el encono va in crescendo.
La Argentina ha incumplido todos los acuerdos que firmó con el FMI desde 1983 a la fecha, y el último que firmó ya esta pidiendo su revisión, tratando de aplicar una moratoria con blanqueo (algo que le estaba vedado), como también, ampliar el monto de Lecop a emitir. Hasta el momento sólo se le permitía emisiones por un valor de 1.300 millones, meta que será ampliamente desbordada.
Entre esto y tomarle el pelo a los hombres del FMI no hay mucha diferencia. Lo que se escribe con la mano se borra con el codo luego de cada acuerdo. Con esto, no se pretende ser defensor del FMI, todo lo contrario, cada ayuda que le dio al país terminó perjudicandolo, ya que su política de incrementar la presión tributaria llevó a la Argentina a esta realidad económica.
Sin embargo, alguna vez los argentinos deben empezar a ser más serios y negociar de pie.

La ayuda está cerca
A pesar de este contexto negativo, el tesoro norteamericano apoyaría a la Argentina, y este es el organismo que cuenta con los dólares necesarios para acelerar desembolsos.
La vanidad también envuelve a los hombres de negocios. O'Neill sueña con un plan con su propio nombre para resolver los problemas de la deuda externa de los países emergentes, como lo tuvo Nicolás Brady en su paso por el Tesoro.
Una buena reunión con el presidente norteamericano sería para De la Rúa una espaldarazo muy fuerte, que le permitiría sacar el pasaje de vuelta y llegar triunfante al país, para cerrar el acuerdo con los gobernadores e impulsar la confección del presupuesto 2002 con fuerte recorte de gastos.

El plan empapelado
El gobierno nacional le debe a las provincias 800 millones de pesos, pago al que sólo puede enfrentar emitiendo bonos Lecop. En lo que respecta a la coparticipación federal de impuestos, sólo se compromete a pagar el 60 por ciento en pesos y el 40 por ciento en bonos. Es así que se inicia una nueva etapa en la vida económica argentina, que tendrá como correlato una nueva forma de hacer negocios.
Los argentinos se verán empapelados por unos billetes sin respaldo que no tendrán la denominación Lecop, ya que este bono será el respaldo de los bonos que emitan las distintas provincias.
El Lecop es un bono a 7 años de plazo, que no devenga interés, y cuyo pago de capital se hará íntegramente en 2008. Pero este título será el respaldo de los distintos títulos provinciales que se emitirán para cubrir os fondos de coparticipación que no se pueden entregar por falta de recursos. Así coexistirán en el mercado el bono Brigadier (que sería el santafesino), con el Quebracho (chaqueño), Aconcagua (mendocino), entre otros. Cada uno de estos bonos se tomará a una paridad uno a uno para el pago de impuestos, y además, se tomaría a la misma paridad para pagar préstamos personales, prendarios e hipotecarios.
En cambio, para otro tipo de transacción el valor de mercado podría ser muy inferior a uno. Como la emisión de estos bonos se realizaría a un ritmo más elevado que la demanda de los mismos, es probable que rápidamente pierdan valor, por lo tanto esta cuasi moneda se devaluaría frente al peso y el dólar. De esta forma, la Argentina ingresaría en un sistema trimonetario, con el dólar, el peso y los distintos bonos provinciales. Estos últimos no tendrían respaldo pero rápidamente se impondrían en la sociedad por la alta emisión que estaría por realizarse.
A modo de ejemplo se pude decir que si se paga el 40% de la coparticipación en bonos habría una inyección de 500 millones al mes, más el stock de cerca de 700 millones entre patacones y otros títulos ya emitidos, se partiría de 1.200 millones. Si a esto se le suman 500 millones al mes por 12 meses, habría más de 6.500 millones circulando.
Si se tiene presente que la circulación de moneda en pesos es de 10.500 millones, se puede inferir que a mediano plazo los bonos se impondrán como la moneda en circulación, ya que los agentes económicos desearán atesorar monedas con respaldo como el peso y el dólar y hacer circular las de menor valor como los bonos provinciales.
De este modo, se pasa de tener una cuasi moneda, con una cuasi devaluación, que operará favorablemente para los sectores exportadores, en desmedro del mercado interno.
Entre los años 1969 y 1991 la Argentina perdió 13 ceros del signo monetario, una vez más volverá a equivocarse al incurrir en emisión espuria de dinero o bonos con forma de dinero. Sigue el uno a uno para la relación peso dólar, pero ¿quién tendrá un peso con el empapelado que hará el gobierno?
Cambia la forma de hacer negocios en Argentina, es como volver al pasado.


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