Jorge Kaplan
"Exportar es la única manera de enderezar el barco definitivamente", afirmó el especialista Elvio Baldinelli. Claro que para lograr el objetivo planteado hace pocos días por el presidente De la Rúa de exportar por 100 mil millones de dólares en 2010 hacen falta dos hechos clave: "Superávit fiscal y librarnos de la atadura con el dólar". Según Baldinelli, para lograr el superávit fiscal se debe reducir drásticamente la evasión impositiva, y así se logrará que las tasas bajen, y el gobierno tenga la fortaleza de poder decidir una devaluación y resistir el ataque de los especuladores. "Devaluar no sólo es necesario para exportar sino para integrarnos con el mundo", señaló, y desestimó que alterar el tipo de cambio tenga consecuencias inflacionarias.
-De la Rúa habló de llegar a los 100 mil millones de exportaciones en el bicentenario, ¿es eso posible?
-Sí, es posible pero primero tenemos que hacer los deberes acá. Esto es tener superávit fiscal, librarnos de la atadura con el dólar y si bajamos las tasas, que sería una consecuencia de tener superávit. Además deberíamos tener la suerte de una buena coyuntura internacional. Exportar en esa magnitud sería la única manera de enderezar el barco definitivamente.
-¿Es hora de tocar el tipo de cambio?
-Hemos ligado el peso al dólar hace diez años y logramos con éxito frenar la inflación, pero no es una estructura cambiaria buena por siempre. Tiene el gravísimo problema de que tenemos ligada nuestra moneda a la de un país que es la mayor economía del mundo. Es una economía muy diferente, por lo tanto tener el mismo tipo de cambio no es razonable. Además, ocurre que si uno quiere integrarse con EEUU en el Alca o con la UE y va bajando los aranceles a cero, deja a la industria con un problema de competencia enorme. Por eso no es sólo necesario para exportar, es necesario para integrarse con el mundo.
-El gobierno siempre reafirma la convertibilidad y De la Rúa advirtió sobre el riesgo de inflación si se devalúa.
-¿Si hay regreso de inflación?, eso fue cierto durante muchos años porque el empresario argentino tras 40 años de devaluaciones, cuando había una devaluación del 20%, estimaba que tenía un producto en el cual la mitad de los insumos era importado y entonces debía aumentar el precio un 10%. Pero por las dudas remarcaba un 30%. Y los sindicatos, que veían una rebaja del salario por la pérdida de poder adquisitivo, pedían un 60%. Y a los tres meses teníamos una inflación loca y estaba más atrasado el tipo de cambio.
-¿Ahora cambió esa mentalidad?
-Sí, y no tenemos por qué ser distintos a otros países en los cuales hay devaluaciones constantemente. Hasta nosotros este año hemos hecho el equivalente a una devaluación del 8% cuando hicimos el empalme ya que aumentamos el costo de los productos importados en un 8% y nadie lo trasladó a los precios, al contrario bajaron y siguen bajando. El hecho es que el mecanismo que era automático desapareció, por lo tanto eso que era verdad ya no lo es.
-¿Cuáles serían los riesgos?
-En primer lugar la gente que tiene pesos se siente estafada porque si hubiera estado en dólares tenía una utilidad. Entonces se dolariza la economía en el sentido que todo el mundo se pasa a dólares. El segundo efecto es que con economías chicas como la nuestra los especuladores internacionales toman posiciones enseguida, lo hicieron con la libra esterlina, lo hizo Soros y ganó 1.000 millones de dólares, y lo hicieron con los países del este asiático y lo han hecho en Brasil.
-Cuando huelen algo se posicionan en el mercado de futuros de divisas.
-Sí. No dicen nada, compran, empujan y después salen gritando esto se cae.
-¿Se puede evitar ese ataque?
-Con superávit fiscal, sí. Así la economía está sólida y uno puede decir «señores nosotros hoy hemos devaluado un 15% y el Banco Central va a mantener eso firme», y el miedo a la inflación desaparece. Se puede devaluar en esas condiciones pero no estas circunstancias de debilidad.
-¿Por qué es vital el superávit fiscal?
-Tener superávit fiscal, más que déficit cero, es la base para conseguir que los argentinos dejen de llevarse los ahorros afuera. Y se van afuera por dos motivos: primero porque la gente tiene miedo de que el gobierno pise los depósitos, algo que ya pasó con los Bonex. Y el segundo problema es que hay mucha evasión: se calcula que hay 30% de evasión en IVA y 40% en ganancias. Son unos 12 mil millones de dólares. No digo que se elimine la evasión pero hay que bajarla a términos normales, por lo menos al 10% para el IVA como tiene Chile. En ese caso también habría menos huida de capitales.
-¿Por qué no huirían los capitales?
-Porque el que evade, a menos que lo gaste y los gordos no lo gastan todo, no lo pueden poner en un banco porque no le pueden decir a la DGI cómo ganaron esa plata, entonces lo llevan afuera.
-¿Se puede competir en el mundo con estas tasas de interés?
-Con esta tasa no hay reactivación y tampoco hay inversión para el mercado interno porque no hay negocio que lo pague y tampoco hay inversión para exportaciones porque no hay negocio de exportación que lo pague. Por eso es tan esencial tener superávit fiscal, no para conseguir créditos afuera como muchos dicen, créditos ya tuvimos demasiados y si hay algo que nos sobran son deudas. Lo que necesitamos es tener una economía similar a la de aquellos países con que competimos. Si ellos tienen una tasa del 7 o del 8% nuestra gente no puede competir con tasas del 20%.
-¿Qué opina de la devolución de IVA a pymes que proveen a exportadores?
-Tendría un efecto muy limitado. Esas empresas es mucho más lo que venden en el mercado interno que lo que exportan, que representa entre el 10% y el 40% de su producción. Esas empresas como tienen que pagar IVA se cobran el IVA de exportación descontándolo del que tiene que pagar. De manera que el descuento es inmediato, y ese es el grueso de las empresas, más aún en las pymes. Es un beneficio pero acotado. En realidad debería haber más eficiencia en el control del IVA y no sufrir la escasez de fondos para devolverlo.
-¿Debe haber una política exportadora en Cancillería?
-Tener superávit fiscal es lo que ayuda a la exportación. El problema es la tasa de interés que es un salvavidas de plomo.
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La Ciudad
