En momentos en que la economía maneja la agenda cotidiana de la Argentina y tras un desolado panorama poselectoral, la tarea de los políticos debe centrarse en un objetivo de máxima: volver a nacer. El 15 de octubre encontró a un país desencantado con su dirigencia y a un gobierno deslegitimado y en bancarrota. En ese marco, la Fundación Conrad Adenauer y la Asociación Civil de Estudios Populares (Acep) convocaron a sociólogos, legisladores, gobernantes y periodistas para poner bajo la lupa a la política y la gobernabilidad en el nuevo escenario nacional.
El encargado de abrir el fuego en el porteño hotel Claridge fue el analista comunicacional Jorge Del Oro, quien no tuvo reparos en atribuirle la autoría intelectual del voto bronca a "los medios que militaron ese camino" y en pronosticar la llegada del peronismo al poder, "aunque hoy el PJ esté saturado de personajes"
El pecado original
A su turno, el encuestador Julio Aurelio reseñó que el aumento de impuestos, el blindaje desperdiciado y la operación del megacanje limaron la credibilidad del gobierno y marcaron el tiempo de descuento respecto a la crisis. Y lanzó una frase preocupante: "No hay expectativas de recomposición de la gobernabilidad". Según Aurelio, el Ejecutivo cometió un grave error "al no haber negociado seriamente con Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires".
El titular de la consultora Aresco desinfló también la idea de convocar a un Pacto de la Moncloa a la argentina: "Los acuerdos políticos no se hacen cuando las papas queman. A una película no se la puede entender desde la última escena".
Luego, el politólogo Carlos Germano dio datos sorprendentes para entender el fenómeno del voto bronca y los triunfos cuasi virtuales de algunos referentes: si se tienen en cuenta los porcentajes en relación al padrón de votantes, Rodolfo Terragno ganó en la Capital Federal con el 11,1% de los sufragios, Duhalde cosechó en Buenos Aires el 21,6% y Alfonsín el 8,7%. "Se trató de una rebelión ciudadana que debería marcar el fin de una cultura política", remarcó Germano.
La sorpresa del jueves llegó sobre el cierre de la jornada de la mano del eterno cronista parlamentario del diario Clarín, Armando Vidal, quien describió el futuro escenario en el Congreso nacional y definió al presidente Fernando de la Rúa como "el hombre de las grandes tribulaciones. No se puede concebir que haya llegado a la Presidencia de la Nación".
El viernes, Angel Baltuzzi fue el primer orador. El representante del PJ santafesino analizó, como elemento clave, el rol de la oposición: "De la Rúa cumplirá su mandato gracias a la madurez del peronismo".
Con bronceado caribeño, tomó la posta Rosendo Fraga, titular del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. "El gran desafío es poder dilucidar cómo será el final del mandato presidencial. ¿Se parecerá al epílogo de la gestión de Alfonsín o a la de Menem? La UCR debe asumir que es el partido oficialista y el PJ tendrá que apostar a la gobernabilidad, pero evitando el desgaste que le ocasionaría ocupar espacios de poder".
Quien no anduvo con medias tintas fue Gustavo Beliz: "En la Argentina hay un default político, la falta de rumbo de este gobierno es patética y bordea el abismo. En las últimas elecciones se fugaron los oficialistas, se fugaron los dirigentes, se fugaron los votos... Pero también, lamentablemente, se fugaron los ciudadanos que evitaron comprometerse". El líder de Nueva Dirigencia cerró su intervención criticando al "capitalismo bananero" y asestando que "nunca habrá buen viento para un velero que no tiene rumbo".
El orador central fue el ex gobernador mendocino Arturo Lafalla, quien resumió la posición de la mayoría de los disertantes: "La gobernabilidad del país dependerá de lo que haga el PJ de ahora en más".
La Ciudad
