Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
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Editorial
Coparticipación polémica

El tema es más que delicado. Por un lado, ciertamente, se halla en juego nada menos que el futuro mismo del país. Porque la reestructuración de la deuda pública, que la economía argentina necesita como el agua un sediento, depende en buena medida de la concreción, de una vez por todas, del acuerdo entre la Nación y las provincias. Pero por el otro lado, tampoco se trata de omitir con liviandad el nivel del esfuerzo que se requiere de estas últimas. Equivale, tal como atinadamente lo aseguró Carlos Alberto Reutemann, a hipotecar el porvenir, al menos, hasta el lejano año 2031. ¿Justificará la coyuntura de la República la magnitud de la ayuda requerida a las administraciones provinciales?
La respuesta, sin dudas, dista de ser fácil. El gobernador santafesino, según se sabe, no es hombre de ceder así como así terreno en lo que se refiere a la defensa de los intereses de la bota. Anteayer, en declaraciones a este diario, fue hasta cáustico en el momento de referirse a los legisladores que representan a la provincia en la Cámara de Diputados de la Nación. "Aunque nos vayamos a las luces de la Capital Federal hay que pensar siempre en las tres millones doscientas mil personas que viven en Santa Fe", dijo Reutemann antes de aseverar que a la provincia "hay que defenderla a ultranza".
El mandatario se refería, específicamente, al punto de la coparticipación que determina una prórroga del impuesto al cheque hasta el distante 2031. "Se les saca un dinero a las provincias que nunca se les retornará", comentó el gobernador para justificar el tiempo que piensa tomarse antes de estampar su rúbrica -si es que la estampa- en el trascendental convenio.
Claro que, por otra parte, tiempo no es lo que sobra. Y si se evalúa que los mismos gobernadores integrantes de la coalición que comanda los destinos del país demoraron largos días antes de decidirse por la respuesta afirmativa, se llegará sin demasiado trabajo a la conclusión de que lo que se les pide a las provincias no es poco. De manera simultánea, tampoco se torna sencillo relativizar el dato de que en varias de ellas la austeridad no es precisamente la cualidad que caracteriza a sus administraciones. Muchos intereses políticos se verán, por ende, afectados: llámese a este mal endémico "clientelismo". Aunque ese no es el caso de Santa Fe, reconocida como modélica en los ítem más conflictivos que atañen a la moderación en el ejercicio del gobierno.
De allí la lógica reacción de Reutemann, que es insospechable de estar jugando, en este momento, partidas que se relacionen con su futuro político. Si bien el grave momento que atraviesa la Nación acaso demande sacrificios inéditos, e incluso injustos, a sus más valiosos y menos cuestionables referentes.


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