Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
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El Nuevo Central Argentino restablece servicios en un ramal cañadense
El tren de carga vuelve a los pueblos y resurgen las viejas historias
Las cooperativas agrícolas de la región buscan una solución para llevar hacia los puertos la cosecha

El Trébol y Carlos Pellegrini. - "Yo nunca vi un tren", susurra boquiabierto un pibe de unos 12 años como si no creyera que ese artificio de acero pintado de rojo, que trepida detenido a no más de tres metros de él, es algo más que una ilusión soñada. Y en el otro extremo de la formación, donde está la casilla, una abuela con dos nietas de la mano pide permiso para subir un instante. "Acá es donde viajaba tu abuelo", le dice a la más grande, y es como si ella retrocediera en el tiempo hasta aquellos ahora lejanos días.
A raíz de negociaciones con las cooperativas agrícolas de El Trébol y Carlos Pellegrini, así como otras de la región, el Nuevo Central Argentino se apresta a restablecer el servicio de cargas por el ramal que se desprende de la traza principal en Cañada de Gómez. Es que en plena recolección, cuando toneladas y toneladas de cereal fluyen a las plantas de acopio, la capacidad de ensilaje se satura sin que los camiones den abasto para transportarlas a puerto, problema que el ferrocarril puede ayudar a resolver.
El tren hace tiempo que no circula por este ramal, paralelo a las rutas 178 y 13. A El Trébol llegó por última vez hace más de seis años, y en Carlos Pellegrini lo extrañan por lo menos desde hace una década.
Es explicable entonces que su cauteloso avance, precedido de estentóreos bocinazos para advertir su paso por los numerosos cruces clandestinos que se fueron abriendo y los sectores parquizados del terreno ferroviario en las áreas urbanas, atraiga a la gente que acude en masa a ver un espectáculo que creía definitivamente arrumbado en el pasado. Los mayores van tironeados por la nostalgia y los más chicos convocados por lo que para ellos es novedad.

Preparando el retorno
La formación que estos días recorrió la línea arrastraba un equipo desmalezador, encargado de limpiar la traza, y personal de mantenimiento que iba relevando el estado de las vías y los cambios. En muchos casos los rieles están sepultados por la tierra y la maleza y en los cruces apenas se insinúan debajo del asfalto, que es necesario remover para restablecer el paso. A los mecanismos de desvío es necesario limpiarlos, lubricarlos y en algunos casos reconstruirlos para permitir las maniobras. Y en algunos sectores, el terraplén ha sido socavado hasta las puntas de los durmientes para retirar tierra destinada a rellenos y alteos de caminos rurales. A todo esto se agrega que los alambrados que delimitaban la traza han sido en muchos sectores directamente eliminados para extender la labranza agrícola desde la banquina de la ruta que acompaña el recorrido hasta los mismos rieles.
Hay lugares del trayecto donde el tiempo transcurrido hizo olvidar los requerimientos del servicio. En las áreas parquizadas, por ejemplo, se plantaron árboles que es necesario podar para que sus ramas no representen un obstáculo, y además será preciso reubicar cruces de cables que están demasiado bajos y que sólo pudieron sortearse con el precario expediente de elevarlos con una escoba.
Hay lugares del trayecto donde el tiempo transcurrido hizo olvidar los requerimientos del servicio. En las áreas parquizadas, por ejemplo, se plantaron árboles que es necesario podar para que sus ramas no representen un obstáculo, y además será preciso reubicar cruces de cables que están demasiado bajos y que sólo pudieron sortearse con el precario expediente de elevarlos con una escoba.

El sueño del pibe
A Pedro Perico Prinsi su pasión por el ferrocarril le viene de cuando trabajó en una planta de reconstrucción de vagones, que en la década del 60 existió en El Trébol. Del minucioso registro de fechas, nombres y números identificatorios de locomotoras y convoyes que lleva en un cuaderno escolar surge que el último tren granelero pasó por esta ciudad el 7 de julio de 1995, y el último con piedra para la repavimentación de la ruta 13, el 21 de ese mismo mes.
"Mi sueño de pibe -dice- es conducir algún día un tren". Y no sería difícil. A los 62 años, amigo de todos los ferroviarios que han pasado y ahora vuelven a hacerlo por El Trébol, se subió a la máquina para compartir el viaje hasta Carlos Pellegrini, un trayecto que algunas veces ya hizo en un autovía que construyó él mismo.

Una necesidad manifiesta
Ricardo Destéfanis, gerente de la Cooperativa Agrícola Ganadera de El Trébol, explica el porqué de la vuelta del tren. "Con estas cosechas récord, y a pesar de que se siguen construyendo silos, en el pico de la recolección la capacidad de almacenaje se satura", dice. En estos casos es vital improvisar celdas a cielo abierto, cubiertas con lonas, lo que en caso de persistente mal tiempo pone en riesgo la conservación adecuada del grano. Es por eso que los acopiadores necesitan en el momento críticos la presencia del tren que desagote los silos y galpones para permitir un flujo de la cosecha.
Años atrás no siempre el ferrocarril respondía con la premura necesaria, generalmente porque la demanda sobrepasaba la existencia de vagones o de locomotoras para moverlos, pero los directivos del Central Argentino y los acopiadores confían en que eso puede resolverse ahora. Con los camioneros no habrá conflicto, afirma Destéfanis, porque la carga que pierden es en realidad la que no pueden transportar cuando es necesario. Así, el tren vuelve a plantearse como un factor vital del desarrollo económico, como lo fuera antaño. Parece ser que desde ahora los pitazos que anuncian su llegada volverán a formar parte de la rutina cotidiana en los pueblos del viejo ramal a Las Yerbas.



Los chicos menores de seis años nunca vieron el tren.
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