Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
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Fuera de foco
Marcelo Valvason dijo que "Pinocho" demandó un esfuerzo de adaptación

-¿Por qué elegiste otro cuento clásico?
-Me atrapan los cuentos clásicos y "Pinocho" no había sido representado muchas veces. También lo hice para seguir una línea de trabajo con los clásicos después de hacer "Hansel y Gretel". En estos casos tiene la doble magia de trabajar con los clásicos y además con títeres.
-¿Quiénes forman el elenco?
-Adrián Lago, Víctor Hugo Ferraro, Daniel Lugli, Julio Gandini y Natalia Cristófaro. Aunque todos forman parte de mi grupo, traté de no reunir el mismo elenco que participó en "Hansel y Gretel" para preservar los trabajos individuales de los actores.
-¿Qué desafío significa poner en escena un cuento demasiado conocido?
-Es el desafío más grande, pero lo interesante es revalorizar las escenas y personajes. El cuento de Carlo Collodi es larguísimo porque él lo había escrito por encargo y en episodios. La idea fue no tomar toda la historia literalmente sino hacer una adaptación. En ese sentido me pareció piola la idea de la película de Disney de buscar un punto intermedio y darle más participación y desarrollo a algunos personajes, como Juan Grillo, que en el texto no tienen tanto peso.
-¿Qué técnicas usan?
-Cuando encaramos esta idea, tomamos el compromiso de investigar las técnicas de títeres con los que no habíamos trabajado o que no lo hacemos habitualmente. En el caso de los títeres de guantes teníamos experiencia, pero no habíamos experimentado demasiado con la técnica de títeres de mesa y teatro negro donde se ve el muñeco y no los actores. Esta puesta fue un desafío porque me interesa mantener la magia allí donde el muñeco tiene el aspecto de un ser autónomo. Aunque la idea es hablar con los chicos al final de la función y mostrar cómo los titiriteros le dan vida a los personajes.
-¿Hay alguna conexión entre tu anterior puesta de "Hansel y Gretel" y "Pinocho"?
-El camino que elegimos para transitar con los títeres porque es algo que nos gusta a todo el grupo. Creo que por eso nos interesan los cuentos clásicos y la química que producen con la manipulación en escena, sobre todo cuando el títere se mueve a la perfección, dando la ilusión de ese actorcito trabajando, aunque detrás tenga un actor que le presta el cuerpo.
-¿Qué conexión hay entre esta puesta de títeres y "Budín del cielo" que tiene una temática diferente?
-Esa fue una propuesta con dos integrantes del grupo, Lorena Salvaggio y Viviana Miranda, que tenían la inquietud de trabajar un teatro erótico, con un planteo de dos mujeres que querían abordar temas vinculados a los sentidos, el hechizo. En base a esas palabras se fue armando el texto.
-¿En qué difiere el esfuerzo que demanda una puesta para adultos y otra para chicos?
-Es el mismo esfuerzo, porque la preparación de los dos espectáculos demandó ocho meses cada uno. La diferencia está en el resultado con el público. Con los chicos se tiene la ventaja, además de la cantidad de público, la respuesta que resulta mucho más espontánea. Ese intercambio inmediato es enriquecedor para los actores porque la respuesta les permite saber si hay que modificar algo.
"Pinocho" va hoy, a las 18, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, San Luis y San Martín.



"Tuvimos que revalorizar personajes", dijo Valvason.
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