Angela Carusone
China fue admitida ayer oficialmente en la Organización Mundial del Comercio (OMC), por lo que desde ahora se duplica el mercado regulado por ese organismo. Con el voto de la cuarta conferencia ministerial que se desarrolla en Doha, Qatar, que consagra 15 años de negociaciones, la OMC se enriquece de 1.300 millones de consumidores y más de 700 millones de trabajadores, para un intercambio global de unos 500 mil millones de dólares.
Ayer fue una fecha histórica para la OMC, que hoy votará el ingreso también de los "hermanos separados" de Taiwán, pero también para Pekín, que tras años de apertura al mercado ahora tendrá que confrontarse con los acuerdos multilaterales que lo regulan.
Los ministros de los 142 países que integran el organismo mundial aplaudieron de pie la aprobación de China, un enorme eslabón perdido de la OMC hasta este momento. "Después de 15 años de difíciles negociaciones, finalmente llegamos a este momento histórico", dijo el ministro de Comercio Exterior Shi Guangsheng, en un discurso ante colegas de otros países en la conferencia bienal de ministros, que se realiza en Doha, Qatar.
Novena potencia comercial del mundo (estaba en el puesto 32 hace 20 años) China vio crecer su propio producto bruto interno en un promedio del 9 por ciento en los últimos diez años. Hoy su PBI es equivalente al de Singapur, Corea del Sur y Taiwán (en su conjunto) pero en el 2020 -según prevé Morgan Stanley- será de diez veces superior.
Todo esto da la dimensión de la nueva realidad que se creará en los intercambios internacionales.
Miembro fundador del Gatt en 1947 (del cual nació la OMC en 1995), China se retiró dos años después cuando llegó al poder Mao. Y, por unos 40 años, vivió una economía planificada, al reparto de los cambios internacionales, antes de llegar a las apertura del último decenio.
Aperturas que determinaron profundos cambios, incluso de costumbres (son ya 120 millones los teléfonos celulares) y un boom del crecimiento económico culminado en un aumento del PBI del 13,5 por ciento en 1993.
En términos absolutos, su producto interno bruto (compuesto en un 49 por ciento de la industrias, 33,7 por ciento de servicios y 17,3 por ciento de agricultura) es el sexto en el mundo. En consecuencia, también el rédito promedio per capita, si bien duplicado en los últimos diez años, está aún lejano de los mil dólares anuales (708 dólares), mientras el gasto per capita está en torno a los 345 dólares.
Desde inicios de los años 90, China es también el segundo país en el mundo (después de Estados Unidos) por inversiones directas extranjeras, habiendo logrado acumular (de 1978 a hoy) 307 mil millones de dólares (más de 27 en los primeros ocho meses de este año).
El valor de su exportación asciende a 306 mil millones de dólares, mientras la importación de productos agrícolas es de unos 80 mil millones de dólares.
Con el ingreso en la OMC, el gobierno de Pekín, que tendrá que afrontar según los analistas la pérdida de 1,5 millones de puestos de trabajo anualmente en los próximos cinco años, se comprometió en el plazo de diez años de reducir en promedio las tarifas a la importación del 60 al 10 por ciento.
En particular rebajará las sobre los autos del 80 al 25 por ciento, las del sector químico del 15 al 7 por ciento, las sobre los materiales de construcción del 13,4 al 6,4 por ciento. Y consentirá, a través de los fondos de inversión, de acceder a todo el capital accionario cotizado en la bolsa de Shanghai. (Ansa)
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