Año CXXXIV
 Nº 49.297
Rosario,
domingo  11 de
noviembre de 2001
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El ingreso en Mazar-i-Sharif, una victoria oportuna para EEUU

Alberto Galeano

Kabul. - El ingreso de la Alianza del Norte en la estratégica ciudad afgana de Mazar-i-Sharif no pudo ser más oportuno para EEUU, cuando en el gobierno británico cuestionan aspectos de la ofensiva norteamericana y de la estrategia de Washington. A un mes del inicio de la campaña contra los talibanes en Afganistán, país donde se refugia el millonario saudita Osama Bin Laden y su red Al Qaeda, Washington dio marcha atrás en su actitud inicial y empezó a apoyar los ataques de la oposición afgana.
La acción de los bombardeos estadounidenses, así como el suministro de armas y comida para las tropas y hasta los caballos de la Alianza del Norte que enfrentan a los talibanes, resultaron fundamentales para que el general de etnia uzbeca Abdul Rashid Dostum anunciara el viernes por teléfono satelital el ingreso de sus hombres a Mazar-i-Sharif.
"¿Puede la Alianza soportar los contraataques de los talibanes, en medio de sus históricas disputas internas y deserciones?", se preguntó en tanto el periodista Colin Soloway, del semanario estadounidense Newsweek. El analista recordó que centenares de talibanes de la etnia pashtún -la más numerosa en Afganistán- fueron capturados y ejecutados durante la toma temporal de esa ciudad en 1997, pero un año después las tropas del mulá Omar masacraron a unos 2.000 miembros de la Alianza, que recluta en etnias minoritarias como los tayikos, uzbecos y hararas.
La consolidación de Mazar-i-Sharif es fundamental para las aspiraciones de Washington de movilizar a más de un millar de efectivos de su división de montaña, especializada en la lucha en condiciones invernales, estacionada en la vecina Uzbekistán. Si se robustece esta posición, la Alianza podría extender su control desde el borde de la frontera con Tayikistán hacia el norte de Kabul, la capital de Afganistán. Por eso la noticia del ingreso de la Alianza del Norte y el control del aeropuerto de Mazar-i-Sharif fue recibida con aparente satisfacción por el Pentágono, aunque con prudencia a la hora de confirmar oficialmente el hecho.
El hecho ocurrió cuando el gabinete británico empezaba a cuestionar el apoyo incondicional que el primer ministro Tony Blair le dio al presidente estadounidense, George W. Bush, tras los atentados del 11 de septiembre, según señaló el diario británico The Guardian. Según el rotativo, varios ministros cuestionan especialmente la situación del conflicto entre israelíes y palestinos y sus efectos en el mundo islámico, y la estrategia que sigue Washington con respecto a los bombardeos.
A un mes del inicio de las operaciones en Afganistán, Bush logró ampliar la alianza militar con la promesa de envío de tropas de Turquía -único país musulmán de la Organización del Atlántico Norte (Otán)- y de Alemania e Italia.
Pero a las críticas por la falta de resultados rápidos en la campaña en Afganistán, se suman ahora declaraciones de organismos humanitarios que cuestionan los bombardeos y equiparan la crueldad de los talibanes con la de los hombres de la Alianza del Norte. "Tras haber entrevistado a varios refugiados que han llegado a Pakistán recientemente, tengo una cosa clara: todos nos dicen que huyen a causa de la campaña de bombardeos", dijo Carl Soderbergh, director de la delegación de Amnistía Internacional (AI), en Pakistán.
Según el investigador del London School Of Economic Isaac Bigio y el escritor Antonio Gistossi, autor del libro "Guerra, política y sociedad en Afganistán", la Alianza del Norte está integrada por organizaciones ultrarreligiosas y narcotraficantes que gobernaron Kabul y la llevaron al desastre entre 1991 y 1996. (Télam)


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