Año CXXXIV
 Nº 49.143
Rosario,
domingo  10 de
junio de 2001
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Recursos humanos
Los cambios impusieron más exigencias para ser empleable
Es necesario tener una estrategia para afrontar con éxito los nuevos desafíos que se plantean en el trabajo

Cristina Mejías

En los últimos años se fueron gestando cambios en las organizaciones, no sólo en tecnología sino también en relación con factores que hacen a la competitividad y a la globalización de los mercados.
Es frecuente que se produzcan asociaciones, fusiones y compras de empresas, lo cual genera un debilitamiento en la sensación de pertenencia y lealtad a la organización.
Algunos de los cambios más evidentes originados en las culturas de las organizaciones son los siguientes:
* Se dejó de ver al trabajo como una tarea, para visualizarlo como un proceso.
* Existe una orientación por parte de las empresas a centralizar la atención en el cliente y sus necesidades, sobre todo en el área de servicios. Por esto se habla hoy de producción a medida del marketing y one to one.
* Se van extinguiendo los mercados cautivos dando lugar a una mayor apertura y, por consiguiente, a una mayor competencia de los negocios.
* Aparecieron nuevos estilos de dirección, favoreciendo la participación creativa y el ejercicio de la autonomía por parte de los colaboradores.
* Se visualiza más a la organización como un sistema abierto, interrelacionado entre sus partes. Las decisiones de un área impactan directamente en otros sectores, lo cual repercute en último término en el cliente.
* Caducaron los viejos contratos sociales entre empleado y organización. El empleo de por vida, las promociones garantizadas y los trabajos asegurados hoy son muy limitados y poco factibles.

Cómo adaptarse a los cambios
Los cambios están aquí y sólo quienes respondan estratégicamente a ellos sobrevivirán con éxito en su gestión.
Un cambio supone una nueva adecuación al entorno. Cuánto mayor es la sensación de cambio mayor es la inestabilidad y la inadecuación que sienten las personas y los grupos. Esta inestabilidad y falta de seguridad aumentan la resistencia al cambio y vuelven más rígidas las posiciones y actitudes frente a lo desconocido.
Por eso no basta con estar informado. Se necesita estar formado y tener cierta apertura mental para afrontar distintas situaciones y tomar las decisiones más convenientes.
Es importante tener en cuenta que los conocimientos que logra una persona aumentan sus posibilidades y perspectivas y le brindan herramientas para transformar su entorno.

Las habilidades deben explotarse
Son tiempos de asumir actitudes activas. Hoy las empresas requieren de múltiples capacidades y habilidades por parte de sus empleados. Las personas necesitan ser multihabilidosas y tener un manejo de la diversidad en todas sus formas: tecnología, finanzas, capacidad de trabajo en equipo, orientación al negocio, proceso de trabajo, entre otros. Ya no es suficiente con conocer lo pertinente a nuestro puesto de trabajo, sino adiestrarse y adquirir nuevos juegos de habilidades, y hacerlo rápidamente.
Para afrontar los cambios que se están produciendo en las empresas es necesario:
* Ser autocrítico y profundizar en el examen de uno mismo. Esto implica conocer nuestras fortalezas y debilidades y ser coherentes entre nuestras palabras y nuestras acciones.
* Ser constante y consistente, ejecutar nuevas acciones y juzgar con criterio qué gestiones iniciar.
* Tener coraje para afrontar situaciones de cambio que a veces generan inseguridad, frustración y sentimientos de inadecuación. Ante la incertidumbre o la ignorancia nos protegemos del dolor que nos puede ocasionar manifestarlas. Hay que comprender que éste es un obstáculo para el aprendizaje diario. Modelar los nuevos comportamientos en función de los valores personales y la organización.
* Poder visualizar totalidades en vez de partes, interrelaciones en vez de hechos aislados. Ver patrones de cambio en vez de "instantáneas estáticas". La mayoría de las personas se ven insertas en un sistema en el cual no ejercen influencia. Por eso sus responsabilidades no están limitadas por el puesto que ocupan. Esto hace que ante un resultado no deseado se adjudique a un factor externo o simplemente que la persona se resguarde en el argumento de que "alguien cometió una falta".
* Es necesario tener una actitud proactiva, la cual se diferencia sustancialmente de una actitud reactiva, rebelde y agresiva. La proactividad es un producto de nuestros modelos mentales y una forma de conducirnos en la vida, y no de un estado emocional en particular. Se encuentra ligada a la actitud de hacerse cargo y poder afrontar situaciones.
* Permanecer capacitado. Toda capacitación tiende a provocar un cambio positivo en la actitud mental, los conocimientos y las competencias de una persona, y potencia sus oportunidades.

Hay que tener en cuenta que aunque no lo parezca, en la mayoría de las empresas el ingreso está activo ya que continuamente se incorporan personas, pero no es fácil encontrar el perfil requerido para la tarea.
No todos los candidatos interesados en el puesto son aptos para las exigencias del mismo, y esto produce el doble efecto frustrante de que no se consigue la persona adecuada para el cargo, por un lado, y por otro, las personas que se presentan ven frustradas sus esperanzas de incorporarse.
No menos importancia hay que darle al hecho de la permanencia, que también es dinámica. El viejo modelo del trabajo que una vez conseguido era el pasaporte a la jubilación, ya no existe; en el trabajo estamos continuamente rindiendo examen, nos están evaluando, y los resultados de esa evaluación se traducen en la posibilidad de desarrollo dentro de la empresa, con una permanencia más prolongada, o tal vez, en el temido egreso por renuncia o despido.
Por eso, en esta época de gran rotación con altas tasas de desempleo la preocupación primordial de la población económicamente activa pasa por conservar el trabajo o reincorporarse de inmediato al mercado laboral. De allí que sea fundamental preguntarse cómo hacer para conservar el empleo y cómo hacer para conseguir otro si se pierde el actual.



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