La historia del matrimonio Fernández, aun cuando no esté directamente vinculada, reflotó la investigación que el mismo juez Carbone realizó en el 98 en torno de la llamada cooperativa de los remates y hasta la Asociación y el Colegio de Martilleros denunciaron una "mafia que maneja los remates". Según trascendió en aquella oportunidad, los integrantes de la cooperativa se hacían del inmueble a un precio vil y luego los vendían a mayor importe e incluso los ofertaban a los propietarios demandados. El propio Carbone comprobó en aquella oportunidad que existían "compradores habituales", pero por falta de pruebas concretas no hubo procesados. A partir de ese momento, los remates dejaron de realizarse en los pasillos de los Tribunales para hacerse con presencia policial y equipos de video en la Asociación de Martilleros, en calle Entre Ríos al 300.
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