| No es, desde luego, ninguna novedad: la situación del país dista de ser halagüeña. La prolongada recesión se ha tornado en un hueso muy duro de roer para los elencos gubernamentales y sus respectivos funcionarios especializados en cuestiones económicas. En el medio del desconcierto que Domingo Felipe Cavallo intenta disipar, está la gente. Que padece las consecuencias concretas de las abstractas variables negativas. Que sufre el desempleo y la precarización laboral, y a veces oye palabras como "globalización", "competitividad" y "modernización" sin comprender demasiado su sentido positivo... |