La habilitación de salidas laborales para Pablo Schoklender ocasionó mucho menos revuelo público que la concedida a su hermano Sergio quien gozó del mismo beneficio, por primera vez, el 29 de agosto de 1995. Sergio pisó por primera vez la calle luego de su cautiverio para desarrollar tareas de investigación en la Asociación de Madres de Plaza de Mayo y en dos facultades de la Universidad Nacional de Buenos Aires. "Cumplí una condena en condiciones terribles. Lo que yo aprendí en prisión es que la libertad no pasa por cruzar el portón de la cárcel, sino por pelear todos los días por lo que uno cree, y sobre todo por no claudicar", dijo el mayor de los Schoklender aquel día.
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