En cerrada guardia y evidentemente atribulado por esta nueva baja producción de su equipo y el sostenido repunte de San Lorenzo, ahora el entrenador Américo Gallego, semanas atrás henchido porque tenía cinco puntos de ventaja, aventuró que el Clausura se definirá en la última fecha.
Tras el agónico pero merecido empate 3 a 3 del último del torneo Gimnasia y Esgrima La Plata en el Monumental, Gallego enfrentó al periodismo de distinto modo a como suele hacerlo de local: nada de conferencia de prensa, sino una tumultuosa rueda en otro lugar del estadio, mucho más apretado e incómodo, vallado de por medio.
Según Gallego, a River le "hicieron un gol de otro partido", pero luego, en clara contradicción, dijo que durante la semana se había practicado intensamente en procura de neutralizar el siempre peligroso juego aéreo de Gimnasia. Paradoja: en el gol del empate Sava se anticipó de cabeza, la pelota dio en el palo y San Esteban la empujó.
Otra perlita del tan singular técnico fue cuando dijo que "lo de la última jugada no hubiese pasado si hubiera estado Celso Ayala", expulsado ante Unión.
De esta manera, Gallego dejó entrever que la culpa había sido de Pedro Sarabia o de José María Paz.
"No, no, yo no dije eso, para nada", se atajó.
Gallego vaticinó que ahora el periodismo "va a tener una semana para escribir de lo lindo", para enseguida lanzar la única frase de autocrítica: "Hay que ser realistas, el equipo no jugó bien".
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La Ciudad
