Año CXXXIV
 Nº 48955
Rosario,
sábado  02 de
diciembre de 2000
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Mercados
La vaca loca desinfló las esperanzas exportadoras
La reaparición de la enfermedad en Europa desalentó el consumo y resintió las ventas argentinas hacia ese destino. Los precios de la cuota Hilton cayeron un 25%. La recuperación es un camino de mediano plazo y la promoción, la bandera para lograrla

Sandra Cicaré

El mal de la vaca loca enloqueció el comercio exportador mundial de carnes. A poco de la aparición de nuevos casos de Encelopatía Espongiforme Bovina (BSE) en varios países de Europa, los consumidores reaccionaron en forma inmediata con una caída de la demanda de productos de origen vacuno y comenzaron a ensayar alternativas para sus menúes, echando mano del pescado, el pollo o el cerdo. Los efectos fueron inmediatos: los precios de la cuota Hilton, el principal componente de las exportaciones argentinas hacia el mercado europeo, cayeron en estos días un 25% y dieron una muestra del resentimiento en la cadena de comercialización.
La convulsión que provocó la reaparición de una enfermedad muy temida por los compradores más selectos de carnes del mundo como la Unión Europea, también generó una esperanza en los exportadores argentinos que vieron la posibilidad de posicionarse con mejores ventajas en un mercado afectado por la BSE.
Así, algunos creyeron que este fenómeno de coyuntura internacional permitiría licuar las pérdidas que generó la reaparición del virus de aftosa en la Cuenca del Plata y que, portando la consigna de un país que engorda sus rodeos a pasto, podrían conquistar el mercado europeo.
Para Miguel Schiaritti, titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la Argentina (Ciccra), una entidad que nuclea a las pymes del sector, la situación es más complicada.
Como efecto inmediato de este fenómeno tuvimos una pérdida del 25% en el precio de la cuota Hilton debido a una caída inmediata del consumo en Europa, explicó el dirigente.
Al respecto explicó que los cortes especiales cayeron de 7.800 a 6.000 dólares la tonelada e incluso menos desde que se conoció la aparición del mal en Europa.
De este modo, aunque consideró factible que la BSE se presente como una oportunidad para las exportaciones argentinas, no hay indicios serios de que esto sea posible en el mediano plazo, explicó en diálogo con La Capital.
Es difícil que aumenten las exportaciones cuando el consumo cae y esto es así porque la gente tiene temor sobre qué está comiendo y pocas certezas de que el producto sea bueno, dijo.
A su criterio, las perspectivas están centradas en un horizonte de mediano plazo y basadas en un pilar fundamental: la puesta a punto del instituto de promoción de carnes, un proyecto que hoy duerme en la comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados y a través del cual se busca promocionar seriamente las las ventajas de las carnes argentinas en el exterior.
Los frigoríficos exportadores de primera línea tienen ventajas competitivas que en algunos casos les permiten sortear airosos las bajas coyunturales de precios o la depresión de algunos mercados.
Sin embargo, la reaparición del mal de la vaca loca aceleró aún más los efectos provocados por el cierre de las fronteras de Estados Unidos y Canadá a raíz de la aftosa.
El tema de la BSE es una oportunidad como país porque se nos abre una oportunidad de mercado, explicó Alejandro Mac Gaul, gerente de marketing de Swift. Aunque aclaró que esto no implica que en el corto plazo podamos vender, ya que tenemos el problema concreto de que el consumidor europeo se retrae, agregó.
Para el directivo, el escenario a mediano plazo se presenta con buenas oportunidades para la Argentina, un país que no está afectado por la vaca loca. Además, dijo, se abre el juego para la presencia en nuevos mercados que quedaron truncos a raíz de la devaluación del euro y la moneda de Brasil, uno de los principales competidores de la Argentina.

Navidad vegetariana
La llegada de las fiestas de fin de año es época de buenas ventas para la Argentina, que incrementa su colocación de productos cárnicos en el mercado de la Unión Europea. Pero esto año, el mal de la vaca loca truncó también esta oportunidad estacional y lo que se perfilaba como un festejo carnívoro está muy cerca de convertirse en una fiesta vegetariana o reemplazada por pollo o cerdo.
Con motivo de las fiestas el precio de la cuota Hilton tradicionalmente sube; sin embargo, por estos días el valor de estos cortes cayó de casi 8.200 dólares a 5.900 dólares la tonelada, indicó Gonzalo Méndez, gerente de la Cámara de Industria Frigorífica de Santa Fe.
Los precios de la Hilton tendría que estar en los niveles más altos, se lamentó el Guillermo González, gerente de la Unión de Industria Cárnica Argentina (Unica).
Para el dirigente, esto provoca un perjuicio muy serio para la industria exportadora, que agudiza la crisis financiera de muchos frigoríficos y citó como ejemplo más reciente la convocatoria de acreedores de Cepa la semana pasada.
A río revuelto ganancia de pescadores dice un viejo refrán y así parecen haberlo entendido los importadores europeos que vieron la oportunidad para sacar una tajada con la baja de precios en una época de ventas excepcionales.
Creo que la caída de los valores de la Hilton es exagerada, indicó Schiaritti de Ciccra. Para el dirigente, los importadores están queriendo promediar, porque recibieron toneladas de 8.900 dólares la tonelada que van a tener que vender a 6.500 dólares.
De todos modos, a su criterio la industria argentina no tiene demasiadas alternativas frente a este escenario. Las empresas no pueden dejar de vender aunque lo hagan a pérdida porque se para la rueda financiera en la que están inmersas, pronosticó el dirigente.
Aunque se lamenta por los efectos que le trae el tema a la industria argentina, González (Unica) está convencido de que la situación se agudizará en la medida que el consumidor siga temeroso. Los europeos desconfían incluso hasta de sus autoridades sanitarias y esto repercute directamente en las exportaciones.
Si alguien pensó que el mal de la vaca loca iba a ser beneficioso para las exportaciones argentinas está equivocado porque ya desde hace dos años por la BSE se reduce el consumo y esto afecta en primer término a las exportaciones, indicó el dirigente.
Todos los países defienden sus mercados y sus producciones, Inglaterra lo hizo sacrificando su ganado, y el único país que aceptó la globalización indiscriminada es la Argentina, reflexionó González al considerar como lógica la actitud que adoptaron países que integran la Unión Europa.
Ante tanto escepticismo, la única salida para la Argentina pasa por comenzar a trabajar en un frente interno que garantice el status sanitario de las carnes nacionales.Así lo manifestó Méndez, de la Cámara de Industria Frigorífica de Santa Fe, para quien el camino pasa por salir adelante demostrando la confiabilidad de los sistemas de control argentinos a los mercados europeos.
Ellos deben estar seguros de que si les decimos que no tenemos el mal, esto es realmente así, explicó el dirigente provincial.
-¿Cómo se logra esta confiabilidad? \-Tomando ciertas medidas como reafirmar la prohibición del uso de harinas de carne en la alimentación bovina y realizando controles en los campos a través de los análisis periódicos que se realizan a los rodeos.
A su criterio, el Senasa es el organismo que debe garantizar esto, especialmente que no existan ingresos de animales enfermos del exterior porque de lo contrario sería el fin de la industria y de los productores ganaderos argentinos.
Los argentinos pudimos vender carne (sin hueso) aun sin tener el status sanitario libre de aftosa a Europa, sin embargo con el tema de la vaca loca es muy distinto. Si llegamos a tener ese mal en nuestros animales sería una situación irreversible. Con una enfermedad de este tipo el impacto en nuestros rodeos significaría un retroceso sin precedente, aclaró Méndez.

Perspectivas para el 2001
Las perspectivas para el sector de cara al 2001 no son las mejores y mucho menos las esperadas.
A la recesión provocada hace algunos años por la caída de los precios internacionales que puso en desventaja competitiva a la Argentina, se le sumaron este año la crisis de la aftosa, que resintió los mercados en plena apertura, y la reaparición de la vaca loca que trastocó la comercialización y el consumo internacional.
A raíz de este fenómeno se resiente toda la cadena, vaticinó Méndez, quien anticipó que tras la caída de los precios de exportación se producirá una baja del valor de la hacienda que afectará a los ganaderos.
No todos son nubarrones. Si se soluciona el frente aftósico y se liberan los ingresos para los países del Nafta estaríamos recomponiendo un mercado que veníamos abriendo, agregó el dirigente.
Por otro lado, para recuperar la plaza europea hay que encarar acciones de promoción serias que le den al consumidor la garantía de confiabilidad de nuestras carnes.



La enfermedad desató una psicosis en Europa.
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