Muerte en el Irar: guardias en foco

Un juez repite que hay elementos para sostener que Néstor Salto pudo ser víctima de abandono

La presunción de que la muerte de Néstor Salto en el Irar no obedeció a negligencias, sino que el chico pudo ser víctima de abandono cuando se prendió fuego en su celda, impulsó una vez más al juez Correccional Daniel Acosta a declararse incompetente para que investigue otro juez con injerencia en delitos graves. Lo hizo luego de recoger nuevos elementos que a su criterio ameritan una pesquisa más profunda, como una presunta conspiración institucional para remover a la directora y la incidencia que pudo tener en el hecho la medida de fuerza que realizaban los empleados del instituto.

   La causa por la muerte del adolescente de 16 años está inmersa en una suerte de ping-pong judicial. El primer juez del caso, Javier Beltramone, de Instrucción 9ª, se excusó porque sólo advirtió conductas culposas y se lo giró a su colega Correccional. Acosta, en cambio, evaluó que el caso revestía gravedad como para que se investigara en Instrucción y se lo devolvió. Pero tres meses atrás Beltramone se lo volvió a remitir tras algunas medidas.

   Luego de oír a otros internos, policías y la directora del Irar, Acosta evaluó que se abren hipótesis que exceden su campo de intervención. Una vez más, se declaró incompetente y envió el caso a Instrucción con la presunción de que pudo existir un abandono doloso de persona y no simples imprudencias.

   Esa sospecha se desprende del caos institucional que reinaba en el instituto. A su criterio, el paro y la interna gremial pudieron incidir en que el chico no recibiera asistencia inmediata.



El motivo. Néstor Salto era investigado por el crimen de Luciano Drovandi, un joven de 25 años al que mataron para robarle la moto. Salto se fugó del Irar en marzo y el 17 de abril fue recapturado. Lo trasladaron allí y el chico anunció que se prendería fuego si iba a una celda individual. Y así ocurrió. Al recibir asistencia ya tenía quemado el 80% del cuerpo y murió dos días después.

   La madre denunció que a Néstor lo mataron por su vinculación al caso Drovandi y que un policía que esa noche trasladó a su hijo al hospital sería familiar de Luciano. Eso aún no pudo comprobarse y el mismo efectivo lo desmintió.

   Respecto del desmadre que afectaba al instituto, la ex directora Laura Bevilacqua expuso en la causa que “había un completo quite de colaboración” por parte de los empleados y un alto nivel de anomia. Relató, por ejemplo, que rompieron el reloj marcador con un matafuegos cuando ella ordenó que comenzaran a cumplir horario. Y que taparon los vidrios de la habitación desde la cual debían controlar los pabellones. Evaluó que el conflicto gremial “pudo provocar que se demorara ante la llamada de un interno”.

   Esa noche había sólo dos operadores, pero un custodio del Servicio Penitenciario declaró que él detectó el humo cuando el fuego ya se había extinguido, poco después de las 23.

   “Había días que no iban a trabajar. Les llevaban sierras a los internos, o drogas. Querían tumbar a la directora porque los quería hacer trabajar”, evaluó un empleado.

   El caso volverá ahora al despacho de Beltramone.

 

De la policía. Dos intervenciones quedaron bajo la lupa con la muerte de Néstor. Una: la detención de un hermano del chico la noche del hecho cerca del Irar. “No le hicieron causa. Lo golpearon entre siete policías en la cocinita de la 19ª”, denunció un familiar. Otra: un amigo de Salto reveló que antes del hecho los detuvieron en Investigaciones, les pidieron plata y los amenazaron: “Mirá el pibe que está en el cajón, metro ochenta, no puede decir nada. Si queremos te llevamos y te pegamos un tiro”. l

Jóvenes en el Irar, donde el fuego en una celda causó la oscura muerte de un chico el 17 de abril.