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viernes,
31 de
agosto de
2007 |
Roban en una vivienda tras hacer un boquete a mazazos
Fue detrás de los cines Village. Los ladrones, vecinos de las víctimas, demoraron media hora
“¿Dónde estás? Venite para tu casa urgente que te están robando”. Eso fue lo que escuchó Gladys por su celular el miércoles, minutos antes del mediodía, cuando su marido la llevaba en auto hacia el trabajo. Estaban a la altura de Pellegrini al 3200 y pegaron la vuelta a toda velocidad hacia su casa, en Navarro al 5400. Al llegar, ninguno de los dos pudo creer lo que veían. En menos de media hora, a mazazos, le habían hecho un boquete en una de las paredes exteriores de la vivienda y les habían robado electrodomésticos y 300 pesos. El botín fue recuperado a las pocas por efectivos de la seccional 12ª en un rancho ubicado a 70 metros de la casa robada. Los ladrones están prófugos pero identificados.
Gladys mira el hueco y no lo puede creer. Entre las 11 y las 11.30 de la mañana del miércoles, dos muchachos hicieron un boquete en la medianera de su casa que da a un baldío. Fue ante la vista de todo el barrio. Justo a la altura de su dormitorio.
Viaje interrumpido. “Salí de mi casa a las 11 de la mañana para llevar a mi hijo de 7 años al colegio y luego seguir viaje al trabajo, que está en Arijón al 100. Cuando mi marido me estaba llevando, una vecina me avisó que me robaban en casa. Estábamos por entrar al supermercado que está frente al nuevo Heca cuando pegamos la vuelta”, explicó la mujer.
La casa en la que Gladys vive con su esposo Víctor y tres hijos, está ubicada en barrio Ludueña, donde calle Navarro se choca con la vía del ex ferrocarril Mitre, detrás del complejo de cines Village. Están allí desde hace 14 años y seis robos.
Desde la vereda, la vivienda de material construida mayoritariamente con bloques de cemento y techo de chapa, parece una cárcel genuina. Rejas por todas partes, candados de 50 pesos y una perra cruza con ovejero que no deja de ladrar a los extraños. Una de las paredes de la casa da a un terreno baldío contiguo.
“Así no se puede seguir viviendo. Laburás y no te podés comprar nada vistoso porque te chorean. Mi hijo de 7 años vive asustado y ya estuvo en tres asaltos. El chico no puede salir a jugar y le tiene más miedo al barrio que al Cuco”, explicó Gladys, una radióloga de 44 años.
La mujer y Víctor, su pareja, tienen los movimientos rutinarios de una familia de trabajo. Todos en el barrio saben cuándo están y cuándo no. El miércoles Víctor pasó a buscar a Gladys. Tenían que buscar a su hijo que estaba en una escuela de barrio Azcuénaga. Luego cargaron combustible en la estación de servicios de Cafferata y Córdoba y siguieron viaje. La idea era hacer las compras en el supermercado de Pellegrini al 3200 y terminar el recorrido en la obra social del Sindicato de la Carne, en el barrio Roque Sáenz Peña, donde Gladys trabaja. Pero a las 11.45 sonó el celular de la mujer y todo se modificó.
A mazazos. “Cuando llegamos ya estaba el Comando Radioeléctrico. Y cuando vimos el boquete nos queríamos morir”, recordó la mujer. El agujero, de un metro por un metro, estaba hecho desde el terreno baldío. Los pocos vecinos que vieron que algo sucedía —no más de dos en una cuadra donde hay unas 10 viviendas— vieron a dos muchachos con una maza de mango largo, de las que se usan habitualmente en las demoliciones. Del lugar los ladrones se llevaron un televisor de 21 pulgadas, un reproductor de DVD, un nebulizador, una depiladora eléctrica, una cámara de fotos y unos 300 pesos. Pero hecha la ley, hecha la trampa. En el barrio, rápidamente, los rumores empezaron a marcar la ruta de las cosas robadas. Y los pesquisas de la seccional 12ª pusieron manos a la obra.
“Sabíamos que las cosas estaban en un rancho de Teniente Agneta y la vía, a 70 metros del lugar del robo. A la espera de que nos dieran la orden de allanamiento dejamos una custodia sobre la vía para que no movieran las cosas. Y a las 18.30, con una orden del juez Adolfo Prunotto Laborde, se allanó y se encontró gran parte del botín. Y además la maza con la que hicieron el hueco”, precisó una fuente policial. “Los ladrones están identificados, aunque prófugos”, confió el vocero.
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Tras el disgusto que se llevó tuvo que llamar a albañiles.
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