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 viernes, 31 de agosto de 2007  
Contraste de pasiones en una apuesta al virtuosismo
Paloma Herrera, junto al ballet del teatro Colón, ofreció una función en el teatro El Círculo

Rodolfo Bella / La Capital

Paloma Herrera presentó un doble programa con coreografías clásicas y contemporáneas en una única función que ofreció en el teatro El Círculo. Herrera llegó acompañada por miembros del ballet estable del teatro Colón y David Hallberg, primer bailarín del American Ballet Theatre de Nueva York, donde la artista porteña también se desempeña como primera bailarina.

   En el espectáculo se destacaron las atmósferas contrastantes entre el exotismo, en los casos de “Raymonda” y de “Paquita”, con el ambiente nocturno, sombrío y pasional del segundo tramo dedicado al tango.

   En la primera parte, breve pero impactante, la compañía interpretó el Grand Pas del acto tercero de “Raymonda”, una coreografía de Marius Petipa, en la cual los sucesivos cuadros fueron una sólida apertura tanto para los dos protagonistas de la noche como para el ballet del Colón. La apertura, aunque breve, arrancó las primeras ovaciones de esta única función que forma parte del programa cultural del Banco Galicia, entidad que auspicia esta primera gira nacional que también llegará a las ciudades de Córdoba y Mendoza.

   Tras un primer intervalo, fue el turno de “Aire de tango”. Sobre un fondo iluminado de azul y un escenario despojado, la pareja formada por Alejandro Parente y Marta Desperés, interpretó “La clavada”, con la música de la orquesta de Osvaldo Fresedo. Luego, Herrero y Vagran Ambartsoumian, dieron una enérgica pero estilizada versión del dúo del ballet “Estaciones de Buenos Aires”, en base a las composiciones de “Verano porteño”, en las cuales se fusionan el tango de Astor Piazzolla con los acordes de “Las cuatro estaciones”, de Antonio Vivaldi.

   Herrera y su partenaire fueron una pareja de intérpretes que lograron una síntesis entre dos mundos y dos pasiones aparentemente en colisión que tomaron la forma de una revisión de la tradición tanguera, según la interpretación del coreógrafo Mauricio Wainrot.

   Para el final, la compañía eligió “Paquita”, que permitió apreciar nuevamente las razones del prestigio ganado por Herrera, una bailarina que en en poco tiempo recibió algunas de las más importantes distinciones en su profesión como primera bailarina del American Ballet.

   Herrera, acompañada por el estadounidense Hallberg, quien desplegó una sólida y convincente actuación, mostró un estilo puro y preciso en gestos, pasos y posiciones, producto del rigor, la disciplina y la pasión.
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Paloma Herrera y el estadounidense David Hallberg formaron una pareja precisa para la apertura del espectáculo con la coreografía de “Raymonda”.


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