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viernes,
31 de
agosto de
2007 |
“El rock argentino dejó un hueco
y buscamos más libertad artística”
Mariano Otero dijo que optó por el jazz porque se identificó con ese género
Pedro Squillaci / La Capital
El jazz está asociado con la libertad expresiva en clave de sol, y Mariano Otero está aquí para tocarlo. El músico se presentará mañana, a las 21, junto a su sexteto en teatro El Círculo, Mendoza y Laprida. La excusa es presentar “Tres”, su último disco de estudio, pero la cita es para todos aquellos que quieran disfrutar de esa otra música (¿por qué llamarle “otra”?) que no pasan en la radio, en la televisión o en las disco. Pero está ahí, más viva que nunca.
—Actualmente sos uno de los referentes del llamado nuevo jazz argentino. Pero, realmente, ¿existe un nuevo jazz argentino?
—(Risas). No sé si es un nuevo jazz argentino, la realidad es que hay un grupo de gente que viene hace muchos años haciendo música original, y que se explica por varios motivos. Uno es el hueco argentino que para mí dejó el rock en relación a lo que fue en los 60, 70 y 80, y la juventud, como es en mi caso, no nos sentimos tan identificados y buscamos músicas en donde sentirnos un poco mas liberados artísticamente.
—¿Sentís que tu música sí apunta a la libertad artística?
—La música que hago realmente la siento libertaria y artísticamente vanguardista en muchos aspectos. A los 24 años ya estaba tocando esta música y un montón de compañeros míos, que escuchábamos Nirvana, todo el grunge y el rock de los 70 empezamos a investigar música alejada del canon y el estribillo, o de la ropa que te tenés que poner para la foto. Quiero que lo importante sea la música y el objeto artístico, y eso define no sólo al nuevo jazz argentino sino a las generaciones de quienes tienen entre 20 y más de 40 años que buscan hacer una música creativa.
—Este recambio que lideran, con estilos distintos, músicos como Iaies, Jodos, Javier Malosetti y vos, ¿ya era necesario en el jazz de este país?
—Fue natural, no sé si necesario. Necesario es que el arte exista y el arte debería ser a pesar del artista. El jazz en Argentina significaba un montón de cosas afianzadas a la idiosincrasia o a la historia de quienes lo hacían. Y esta generación está signada por los tiempos y la influencia cultural. Es un surgimiento a partir de la realidad que te tocó vivir, de rechazar determinadas cosas de una cultura artística ridícula para mi gusto, donde la imposición de lo que recibimos sobre lo que tenemos que escuchar y lo que tenemos que ver es muy determinante. Entonces sí o sí van a surgir movimientos refrescantes. Siempre siento que sale una contracultura cuando hay una época tan opresiva artísticamente, y hasta confusa, te diría, porque hoy en día el arte está confundido con el entretenimiento.
—¿Hay un jazz comercial que puede ser vanguardista o son cosas opuestas?
—La diferencia es el objetivo con el que hacés las cosas. Te pongo un ejemplo: la cantidad de discos que vende Miles Davis te haría pensar que es comercial, pero es un buscador. Si después lo que encuentra se masifica y va más allá de la búsqueda del artista es otra cosa. Yo trato de ser un artista íntegro. Ahora si eso te coloca en un lugar de mayor o menor éxito tiene que ver con un montón de factores, que pueden o no estar conectados con la música.
—Hay una máxima que reza que si llegaste a los más jóvenes tenés la carrera abonada por mucho tiempo. ¿Tu música conmueve a los veinteañeros o sólo a los jazzeros de culto?
—Es una sanata eso que dice que el jazz es sólo para músicos de jazz. Creo que lo que hago puede ser decodificado por cualquier persona, porque tiene que ver con el alma y con el espíritu.
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Fotos
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Mariano Otero, al mando de su contrabajo, llega con su sexteto a presentar el repertorio de su último disco compacto “Tres”, una propuesta jazzera con música “de autor”, como prefiere designar el compositor bonaerense a su trabajo de vuelo experimental.
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