Ruidos en la obra

Como todo vecino lindero de una nueva obra en construcción, no somos una excepción en lo referido a los múltiples trastornos que se generan. No tenemos problemas de tirantes o vigas que se caen ni herramientas ni andamios sueltos aún. Lo verdaderamente alarmante y peligroso, por muchos motivos, es el indiscriminado y continuo uso del martillo electromecánico (llámese trépano) contra nuestra medianera norte, para realizar el encofrado de vigas y columnas. El ensordecedor ruido que se produce durante su accionar no permite escuchar nada, ni teléfono, ni conversaciones, ni radio o televisión. Es decir estamos totalmente incomunicados en nuestro propio hogar. Aun intentando comunicarnos por señas, tenemos que estar atajando cuadros o adornos que nos han acompañado toda nuestra vida, que infructuosamente tratamos de mantener a salvo. Actualmente hemos llegado a que los cerámicos del piso se levantan, las paredes se agrietan, todo en medio de una situación alienante, sufridos unánimemente por las veinticuatro familias que habitamos el edificio. Para seguir el camino más lógico y llegar a una solución pacífica, el 9 de agosto pasado se presentó una nota en el CMD centro, ingresada con expediente 30.061/2007C, y el día 24 del mismo mes, se envió una carta documento a los titulares de la obra, en ambos casos solicitando el no uso del referido martillo electromecánico. Al día de hoy continúan creciendo ruidos y daños, a nuestros bienes raíces y lo que es peor a nuestras personas. Es por ello que quisiéramos que informen por intermedio de La Capital al funcionario correspondiente, así como que nos asesoren sobre cuál es el próximo paso a seguir para hacer valer nuestros derechos a vivir pacíficamente en nuestros hogares. ¿Es que deberíamos hacer piquete en pleno bulevar Oroño, quemar cubiertas, cortar el tránsito, para que nos escuchen? Esperamos la aparición de algún inspector de Obras Particulares que ordene con justicia este caos en que vivimos.

Carlos E. Porstman, LE 5.993. 111, por consorcio Edificio Residencia, Oroño 565