|
lunes,
27 de
agosto de
2007 |
Córdoba hizo gala de su inteligencia
Tener a mano más de una faceta para encarar un partido y saber sacarlas a la luz cuando la realidad lo amerita es una de las grandes virtudes con las que debe contar un equipo de fútbol. Para muestra alcanza con hacer un breve repaso de lo que hizo Central Córdoba ayer en la casa de Tristán Suárez (llegaba como uno de los líderes). Porque cuando debió estudiar el partido lo hizo, cuando pudo pegar lo ejecutó y cuando debía aguantar también cumplió. Pero no es todo: en medio de ese aguante, tampoco faltó la cuota de fútbol. Motivos irrefutables que desembocaron en la notable victoria de 2 a 0 sobre el Lechero y, de yapa, la trepada a lo más alto de las posiciones. Sí, el charrúa es hoy uno de los punteros.
El recuerdo de lo acontecido el martes ante Atlanta (0-2 en el Gabino) no invitaba a grandes sueños. Pero Córdoba se aferró a esa posibilidad. La trabajó, la moldeó y la plasmó con autoridad. Haciéndose fuerte cuando el local salió a presionar en medio de un terreno súper rápido, producto de la lluvia, que abortó cualquier intento colectivo medianamente serio. Por eso las cosas se fueron afeando con el correr de los minutos.
Igual, producto de ese mal estado del campo de juego, Tristán tuvo una muy clara en los pies de Bazán Vera (19?), donde Santilli mostró ubicación. Y Allí comenzó a gestarse la gran tarde charrúa.
¿Por qué? Porque tres minutos más tarde Pierani se anticipó a toda la defensa y metió un tremendo cabezazo tras el córner de Bezombe. Fue lo único de los dos equipos en un primer tiempo con más lucha que fútbol.
Lo jugoso vino después. Donde Córdoba hizo fácil lo que pintaba difícil. Es cierto que Tristán Suárez no derrochó demasiadas ideas, pero eso fue una consecuencia. La causa: la gran labor colectiva del Matador. Es que nadie se sonrojó a la hora de abroquelarse (no meterse atrás) con solidez en defensa. De hecho, fue el plan con el que se salió a defender la ventaja.
Tal vez sólo con uñas y dientes hubiera alcanzado, pero por las dudas el charrúa le metió presión en el medio e inteligencia de mitad hacia delante, donde Bezombe, como casi siempre, pensó un segundo antes que el resto y aprovechó la potencia y la entrega de Montedoro y Pierani arriba.
Montedoro (su remate dio en el travesaño), Bezombe (la picó y Gómez la envió al córner) y Jorge Del Bono (de cabeza) tuvieron para liquidarlo antes, pero fue necesario que Pierani, ya en tiempo adicional, metiera una corrida formidable y dejara a Bertollo de cara al gol para cerrar una tarde redondita.
La cima valió como premio. Pero lo más importante fue que a ese plus se arribó por capacidad, convencimiento y, sobre todo, inteligencia. Lo que no es poco. l
enviar nota por e-mail
|
|
|