Les faltó el zarpazo

Javier Parenti / La Capital

Garras, coraje y concentración, sólo faltó el zarpazo. Es que los Tigres de Ludueña estaban hambrientos de puntos y al arañar su presa llamada triunfo prefirieron cuidar la porción y no dejarse llevar por la desesperación que los hubiera dejado otra vez con una cacería negativa. Es que en inferioridad de condiciones, en esta selva llamada promedio, también se vive aferrado a la inteligencia. Tiro Federal la tuvo ante un grande en competencia y con un jugador menos que Quilmes, en la media hora final, entendió que el negocio del 0 a 0 esta vez era oportuno.

  Jugar con diez hombres no es un detalle menor. Hacerlo en condición de visitante, ni hablar. Y quedar mejor parado, con merecimientos a su favor en pos de la conquista, marca un paso adelante en la persecución del crecimiento. Falta, la apuesta debe ser a ganador por obligación y la intención debe coincidir con los hechos, a eso Tiro debe apuntarle.

  El rival cuenta, claro, y ocupa su parte en la historia. Pero los Tigres lo dejaron llegar a su territorio y en diez minutos lo sacaron corriendo. Los felinos del fondo no se desconcentraron (sobre todo Soto y Bordicio), los del medio patrullaron (Toledo y Santa Cruz con gran despliegue) y el que salía a correr la gran presa para liquidarla se las arreglaba de lo lindo (Rami).

  Y como el territorio estaba por demás de rápido, por culpa de la lluvia que recién aflojó en el inicio de la cacería, fue complicado hacer pie. Algo que el árbitro tuvo en cuenta, salvo cuando Santa Cruz se pasó de largo y vio la roja.

  Pero a la adversidad impulsó coraje. El que había pedido el uruguayo Del Campo en el calentamiento, el que hizo concentrar más al grupo. Algo que en Quilmes fue desesperación.

  Y Tiro con uno menos fue más. El mensaje desde afuera de la línea bajó claro con un par de movidas, puesto por puesto, sin resignar protagonismo. El Tigre que entró (Carnero) casi mete ese zarpazo tan esperado de gol, pero Pontiroli lo evitó.

  Los de Ludueña arañaron el éxito y no se dieron otro porrazo. Como para intentar una nueva cacería y calmar el hambre de triunfo, algo que conseguirán si repiten su estrategia de concentración, garra y coraje.