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lunes,
27 de
agosto de
2007 |
La destacada: ¿Puedo llorar?
Mucho escucho hablar y veo escrito acerca de “cuestiones de género”. También percibo que esto tiene que ver en general con el femenino, género que desde hace décadas ha ido cambiando su posición dentro de la sociedad a través de una conducta y esfuerzo sostenidos y admirables. Ciberboletines informáticos, micros de radio y tevé, revistas, etcétera, posicionan y promocionan a la mujer en su nuevo rol. ¿Y el género masculino? Fiel a nuestro parentesco con el rey de la selva “dormimos la siesta” (el león, gil, no Tarzán… ¡ves que estás dormido!). Poco hacemos por la estirpe que nos acompaña desde los inicios de la humanidad, pero ojo, cómo dice Polo: “Lo que se demuele en un día lleva años reconstruirlo…”. Así que mis queridos machos, a despertar. Hombres hay montones, globalizados te diría. En esta globalización lo precioso de la diferencia se va perdiendo. Un despertador importantísimo se apagó hace unas horas. Desde que tengo uso de razón, desde las seis de las mañana nos “despertaba” y acompañaba con su voz de género. Su fascinación por las mujeres, sus tetas, la sensualidad de un par de piernas, la suavidad de un pezón, siempre estuvo presente en sus mañanas, en sus charlas, dónde dejaba a todos mudos por decirlo con todas las letras y descaro, ganándose infinitas veces el título de “viejo verde”, “viejo machista”. ¡Cómo te extraño! Y lo que te voy a extrañar, Nacho. Ojo, viejo, no te confundas. El respeto y el amor a las mujeres siempre fueron el principio y el fin, porque como dice Dolina: “Todo lo que hace un hombre es para levantarse una mina” (no te vayas vos también, flaco, porque estamos fritos…). La broma por los clásicos ganados o perdidos siempre estuvo, pero eso, una broma de café de amigos y sin violencia. No se necesita ser macho para las piñas, sino torpe. El fútbol globalizado pertenece a la humanidad, pero caballeros es como decir que el “cuafer o la maniquiur” también nos pertenecen. No, che. Dejate de joder, las uñas lindas y cabellos ondulantes son para que nos agasajen las chicas, y eso de las mujeres en los estadios hace más lindos los domingos a la tarde. Todavía no procesé lo del Negro, que me pegó algo parecido a un lanzazo en el corazón. Porque si hubo un escritor de género fue él. Como dijo Rep en la Feria del Libro: “No conozco otro que nos describa mejor lo boludos que nos ponemos cuando vemos venir una linda mina, como Fontanarrosa”. Y ahora se nos va Nacho, qué sé yo muchachos, algo vamos a tener que hacer, dos grandes, enormes, en tan poco tiempo es un vacío que nos va a costar llenar. ¿Puedo llorar?
Aníbal Buzaglo
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