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martes,
14 de
agosto de
2007 |
Un geriátrico trucho con pacientes en riesgo
La entidad donde estaba alojado un hombre que había sufrido una fractura no estaba habilitada
El geriátrico de pasaje Patria y Moreno, en donde un hombre hemipléjico estuvo durante cuatro días con la cadera fracturada y un tobillo esguinzado sin que su familia fuera informada, es trucho porque no cuenta con la habilitación correspondiente. Pero además las personas alojadas allí se encontraban en una precaria situación sanitaria, según un informe médico elaborado en mayo último.
El hogar Santa Teresita, tal como se lo conoce en el barrio, fue clausurado en 2005 por la Dirección de Inspecciones de la Municipalidad y el expediente fue derivado a un juzgado de Faltas de los Tribunales provinciales por incumplimiento de la sanción ya que los responsables mantenían la misma actividad. Pero a pesar de haber sido cerrado por la autoridad competente, al parecer el geriátrico trucho volvió a trabajar y entonces fue otra vez inspeccionado por un médico de esa repartición a fines de mayo pasado.
Precario. El dictamen fue contundente, según afirmó a este diario el titular de Inspecciones, Eric Fabro. “El médico elevó su informe el 28 de mayo ante la jueza (provincial de Faltas) Liliana Puccio en el que exponía que el hogar seguía funcionando y que las condiciones de salud de los pacientes eran precarias. En ese momento había 17 residentes, cinco varones y 12 mujeres, de los cuales 11 eran autoválidos, es decir, que pueden moverse por sus propios medios”, consignó al funcionario.
Tal como adelantó La Capital ayer, la jueza penal Correccional Graciela Sedda abrió una investigación a raíz de una denuncia presentada por los hijos de Víctor Astrada, de 63 años, quien llegó al geriátrico de pasaje Patria 1980 (también tiene salida por Moreno 5349) el 12 de julio pasado. El hombre tiene medio cuerpo paralizado debido a un accidente cerebrovascular que sufrió en 2000.
“Tuvimos que llevarlo a una institución en forma transitoria, porque mi mamá tenía que hacerse unos estudios y ya no tenía fuerzas para desplazarlo”, manifestó Gabriel, uno de los hijos de Víctor, quien en diálogo con este diario dio más detalles sobre el problema.
Lesiones. “El 2 de agosto, 20 días después de haber sido alojado, llamaron a mi hermana porque la doctora Beatriz Verón, que trabaja allí, le había ordenado una radiografía de rodilla derecha. Pero cuando llegó se encontró a papá con el pie tan hinchado que parecía que iba a explotar. A todo esto, la doctora Verón se quiso desentender y como mi viejo se seguía quejando de dolor, llamaron a una empresa de emergencias para que lo vieran”, recordó Gabriel.
Entonces se resolvió trasladar a Víctor al sanatorio Delta porque, además de los dolores, tenía un pico de presión muy alto. Cuando arribó al nosocomio, se le hicieron los cuidados de rigor para normalizar ese cuadro y luego se le tomaron radiografías. Allí apareció la lesión en la cadera. Por eso se resolvió operarlo para colocarle tres clavos, pero la intervención debió suspenderse hasta el sábado 11 porque se descubrió que además sufría una infección urinaria.
“Además —afirmó Gabriel con resignación— mi papá estaba en condiciones higiénicas lamentables. Todo sucio, se había orinado. No le habían lavado la ropa y tenía puesta prendas de otro hombre”.
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