Procesan por homicidio a un patovica de Mogambo

Un patovica del boliche Mogambo fue procesado como el único autor del crimen de Ezequiel Arce, un chico de 17 años que falleció tras recibir una golpiza en la disco de Avellaneda y 27 de Febrero el 17 de marzo pasado. Lo acusaron de propinarle al adolescente un golpe en la boca que desencadenó su muerte. A criterio de la jueza sólo ese puñetazo fue mortal y por eso deberá responder por el crimen, mientras que otros dos encargados de seguridad y un policía que habrían participado de la paliza irán a juicio en libertad por lesiones leves.

   En la resolución de la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya los dueños de la bailanta fueron sobreseídos de la imputación de homicidio culposo (no intencional) por imprudencias en la organización del lugar. Se trata de María Alejandra Carpanetto y Mario Alejandro Kren, quienes no obstante deberán responder en un juzgado de Faltas por irregularidades en la habilitación del local. Que, según fuentes de la causa, podría reabrir al levantarse la clausura.

   En tanto, cuatro empleados municipales que habían sido indagados por omitir acciones de control fueron sobreseídos de la acusación. Aunque les abrirán una causa correccional para establecer si cometieron alguna irregularidad. En esa sede también será investigado el policía Horacio Dimenza, titular de la comisaría 13ª. Según la resolución, deberá responder por presuntas negligencias en el servicio de vigilancia adicional del local. El dictamen, que no está firme, dispone que se indague a un cuarto patovica.



Medida crucial. La jueza llegó a esas conclusiones tras una reconstrucción de lo que ocurrió la madrugada del 17 de marzo en Mogambo. Ezequiel Arce fue a bailar allí junto con su novia, otra chica y dos amigos. Se probó que cerca de las 3.30 discutió con su novia en la pista y un grupo de patovicas lo expulsó a golpes. En el trayecto le efectuaron uno o dos fuertes golpes que le hicieron perder un diente. Lo esposaron, lo llevaron a la esquina y allí volvieron a agredirlo. Sus amigos lo llevaron a un hospital pero falleció en el trayecto.

   En base a la autopsia, la jueza estableció que de los múltiples golpes que sufrió el chico sólo fue mortal el que recibió en la boca cuando estaba dentro de la disco y que le produjo una descompensación cardiopulmonar aguda. Para la jueza, sólo quien efectuó la agresión letal debe responder por el homicidio. Esa acusación recayó sobre Fernando Casenave, de 27 años, a quien los amigos de la víctima describieron como un patovica “tatuado y musculoso”. Lo reconocieron dos testigos en una rueda judicial.

   A Casenave se le adjudicó el golpe letal porque un testigo lo señaló como quien “le rompió la cara a Ezequiel”. Además, una ex empleada de la disco que presenció los incidentes en la vereda escuchó cuando el joven le decía: “Hijo de puta, vos me sacaste, mirá como me dejaste, ya te voy agarrar”. A lo que, según sus dichos, Casenave respondió: “Dale, levantate si no querés que te haga lo mismo que antes”, mientras volvía a golpearlo. El patovica, contaron los testigos, había tenido incidentes con Ezequiel una semana antes.

 

La figura penal. La jueza procesó al custodio por homicidio simple por dolo eventual. Evaluó que no tuvo voluntad de matar pero que previó ese resultado y no le importó, considerando su contextura física y que con otros golpeó a un chico “prácticamente indefenso”. Es el único que sigue preso.

   En cambio, Cosgaya valoró que la única motivación de los otros custodios fue “poner fin a un desorden”. Descartó que fueran coautores o partícipes del crimen porque “el accionar de Casenave fue a título de dolo eventual y el golpe mortal fue único”.

   Así, sólo les asignó responsabilidad por las lesiones de menor gravedad que sufrió el adolescente. Bajo ese encuadre, los custodios Fabián Mendoza y Osvaldo Solar fueron procesados por lesiones leves dolosas junto al policía que cumplía adicionales Fernando Rafael Bustos, a quien le agravaron la acusación por integrar una fuerza de seguridad y le adjudicaron además incumplimiento de deberes. l